Revista Psicología

'No tengo amigos'

Por Somospsico

“No tengo amigos”

Aunque esta frase pueda parecernos demasiado radical, lo cierto es que no se aleja demasiado de la realidad si nos ponemos en el lugar de lo que les sucede a algunas personas. Para estas, el mantener relaciones amistosas dentro de lo que consideramos “normal” se convierte en una verdadera odisea, siendo muy diversos los motivos por los que esto sucede.

Uno de ellos, y quizá el más relevante, se encuentra dentro de las propias expectativas de la persona. Si esta considera que sus amigos han de ser de una determinada manera y si no es así acaban por rechazarlos, resulta más que probable que no logren encontrar ese ideal. Por tanto, y aunque al principio nos cueste, hemos de aceptar que nadie es idéntico a nosotros, por lo que nuestra forma de pensar y de comportarnos es completamente única. Aquí se hace patente la necesidad de ser lo más tolerantes posible, aceptando la diversidad como una nueva manera de aprender y no como un motivo de evitación. Ahora bien, esto no significa que con tal de tener amigos les permitamos a los demás cualquier cosa, sino simplemente que sepamos relacionarnos con ellos de la manera en que todos salgamos beneficiados, apreciando las cualidades positivas que están dispuestos a ofrecernos y brindándoles también lo mejor de nosotros.

Otro aspecto que también juega un papel importante es la propia comodidad a la que muchas veces nos hemos habituado. Lo cierto es que hemos sido nosotros los que hemos construido la vida que llevamos hasta hoy, y con ella nos sentimos más o menos seguros dentro de una relativa estabilidad y normalidad. Sin embargo, contactar con otras personas requiere también aceptar que en ocasiones dejaremos al descubierto nuestro propio psiquismo. Abrirnos a los demás demanda de nosotros un mínimo de confianza y de falta de miedo, pues sólo al hacerlo lograremos una verdadera amistad. Es por tanto por lo que un paso esencial para conseguir unos buenos amigos es dejar de engañarnos a nosotros mismos con ideas del tipo “no me hace falta nadie” o “todo el mundo sólo quiere aprovecharse de ti” Estas creencias no son más que autojustificaciones que cumplen el principio de la disonancia cognitiva.

Para terminar, tan sólo añadir que para tener unas buenas relaciones de amistad, es preciso que trabajemos mucho en ellas. Como muy bien suele compararse con una flor, si no regamos nuestras amistades, estas se marchitarán. No caigamos en el error de pensar “que sea él/ella quien me llame”, pues pueden existir miles de razones por las que esto no suceda. Sean cuales sean estas razones e incluso tratándose de autoengaños como antes comentábamos, lo cierto es que la gran mayoría de nosotros aceptaríamos de buen grado una llamada para estar un rato con los amigos. Así que, ¿a qué esperas para hacerlo?

 


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista