Segunda noche grande de las fiestas decembrinas, y segunda elección de vinos. En esta ocasión, la cena tuvo lugar en casa de mi hermana, que como siempre, se esmeró y sacó tiempo no se muy bien de donde, para deleitarnos con un montón de platos a cada cual mejor.
Empezamos la noche, como otras veces, con ese delicia de espumoso dulce que viene de la región piamontesa de Asti. El Moscato D'Asti Bera 2011 (DOCG Moscato D'Asti, espumoso dulce 100% Moscato Bianco, Vittorio Bera e Figli) es un vino de color amarillo pajizo claro, con burbujas algo irregular; en nariz, intenso y franco, con piel de uva bien marcada y ciruela claudia; en boca, buena intensidad, dulzor agradable compensado con el frescor de la acidez y del carbónico. Uno de los mejores moscatos que he probado.
Pasamos al albariño, que no puede faltar en una mesa gallega que se precie cuando aparecen los frutos del mar. En esta ocasión descorchamos Sin Palabras 2011 (DO Rías Baixas, blanco joven 100% Albariño, Adegas Castrobrey), un albariño de la subzona del Ulla con unos meses de reposo en depósito de inox. Se mostró a la vista de color amarillo pajizo con algún reflejo verdoso. En nariz es agradable, de buena intensidad, donde aparecía fruta de hueso, piel de manzana, alguna punta cítrica y fondo herbáceo. En boca, agradable, frutal, con buena presencia, acidez justa para quienes últimamente buscamos en los monovarietales de albariño una acidez que nos marque bien las encías, y un final amargoso. Agradable para ser un 2011, añada de toneladas de uva de calidad muy desigual.
Con la carne hizo su aparición en la mesa un tinto que nunca había probado, y en cuya adquisición me guió un poco Juan de elSumiller.es. Gorvia 2008 (DO Monterrei, tinto con crianza, 90% Mencía, 5% Bastardo y 5% Caiño redondo; Quinta da Muradella) es un vino de color picota granatoso con ribete entre violáceo y rubí. Nariz de buena intensidad, en la que aparecieron en primer plano notas avainilladas, que enseguida dejaron paso a aromas vegetales, bosque húmedo y fruta roja y negra madura. En boca se reveló como un vino amable, muy redondo, de acidez correcta, con un punto dulzón en algunos sorbos, frutal y con un buen final. Mejor al día siguiente, lo que me hace pensar en que para otras veces lo jarrearé algo antes de servirlo.
Con los brindis tras la uvas, volvieron las burbujas, esta vez de la mano de un viejo conocido, el Champagne André Clouet Grande Réserve Grand Cru (AOC Champagne, blanc de noirs 100% Pinot Noir, André Clouet). De color amarillo dorado pálido, con un perlaje muy fino, continuo y elegante. Nariz de intensidad media, con brioche y algo de avellana, sobre un fondo sutil de frutos rojos que lo envuelve. En boca, suave, algo cremoso, con dejes de esas frutas rojas que se anunciaban en nariz. Muy agradable.
Bera un moscato delicioso, Sin Palabras correcto, Gorvia para probarlo más veces, y André Clouet, cumplidor como siempre. Cuatro buenos vinos que sirvieron para despedir el 2012 y recibir, con cierto miedo, hay que decirlo, el 2013.