Noemí de Miguel es una que quiso ser alguien en la vida, pero por sus problemas de adicción al aceite de orégano y la avena, acabó de periodista.
Decidió estudiar un curso de Sujetadora de micrófonos por la universidad de Bilbao, ya que su sueño era ser periodista deportiva y sujetar alcachofas de futbolistas.
En 2005 la contrata Canal+ , donde le ofrecerán la posibilidad de trabajar en el equipo de deportes de la cadena, ya que aquello era un campo de nabos y necesitaban a alguien que fregara los platos del catering.
A fines de 2015 consideró cambiar de trabajo porque sentía que no estaba progresando personal y profesionalmente y quería ser desafiada pasó la novedad y la echaron.
Por alguna razón, acabó en la Fórmula 1 de reportera. Los inicios fueron difíciles. No sabía las reglas del deporte. Buscaba porterías, canastas, pero no las encontró. Le decía cada gilipollez a pilotos y mecánicos que daba vergüenza ajena. Pero gracias a sujetar alcachofas e intimar con los pilotos, no le resultó difícil aprender sobre la verga jerga de la Fórmula Uno.