Revista Ciencia

¿Nos importa el impacto social de nuestras inversiones? SROI útil

Por Juanjo Amate Juanjo Amate @tehagoeco

En el escenario actual ha sido habitual en los últimos meses que saliera a relucir una instalación o infraestructura que por falta de recursos o bien no va a completarse o bien se dejará de usar, surgiendo entonces la pregunta ¿era realmente necesaria?. De hecho incluso aparecen planes y programas de ayuda a determinadas actividades o colectivos que finalmente no se completan o no llegan a tantos beneficiarios como podría. O bien casos como el rechazo a determinadas iniciativas porque “no hay proyectos que puedan encajar en estas” que denotan el pasotismo y la falta de iniciativa de ciertos gestores municipales.

 Lo cierto es que hasta ahora cuando se plantean estas inversiones los indicadores relativos a la generación de empleo, impacto en la economía de las empresas y otros de índole económico siempre son positivos, pero … ¿Qué falla entonces? ¿No se trata de estudios todo lo consistentes que se necesitan? ¿No se han previsto adecuadamente posibles cambios en el escenario futuro? ¿o existen otra serie de impactos no contemplados que hacen que el resultado no sea el esperado? Posiblemente sea una mezcla de todo ello, pero lo cierto es que ya es momento de empezar a aprender para no repetir errores, y si, se puede.

Evento comprometido con la sostenibilidad

Medición del valor social asociado a proyectos

Un ejemplo es la prevista tercera pista del aeropuerto de Heathrow, que diferentes estudios desaconsejan por ineficiente, y no precisamente por el empleo que podría generar esta inversión, sino por los efectos sociales y ambientales derivados de la puesta en funcionamiento de la misma, especialmente relacionados con la emisión de gases de efecto invernadero, como ha puesto de manifiesto un estudio de la New Economics Foundation. Sin duda algo está cambiando en Reino Unido cuando se empiezan a cuestionar determinadas inversiones por sus repercusiones sociales pese a la generación de empleo prevista, puede decirse que por fin se planifica con una visión a largo plazo y un enfoque amplio de las repercusiones sociales, económicas y ambientales previstas.
Este cambio de óptica viene de la mano del SROI, el resultado de añadir la S de social o sostenible al tradicional análisis del retorno de la inversión (ROI o Return Of Investment). Pese a ser una metodología que ya roza los veinte años, actualmente vive su auge en Reino Unido de la mano de la citada NEF, pero hasta el momento en España contamos con muy pocos ejemplos de este tipo de análisis y todos ellos a posteriori, orientados a conocer el impacto social o ambiental de la actividad de una organización.

Pero sin duda planes estratégicos como el Plan Estatal de Infraestructuras de Transporte (PEIT) hubiera sido muy diferente de haber contado con un análisis de su SROI, pensemos ¿Cuántos nuevos aeropuertos se hubieran construido o cuantos trazados de AVE o autopistas de peaje se hubieran planificado y/o ejecutado? Y esto sólo pensando en infraestructuras, trasladémoslo, porque es posible, a todo tipo de actividades, planes, políticas e iniciativas … una auténtica revolución.

Pues bien, no parece ser algo tan lejano, puesto que ya en 2015, y de la mano del apoyo técnico de sosteniCITY LAB y Sostenibilidad a Medida dos Grupos de Desarrollo Rural en Andalucía han puesto en marcha estas herramientas para evaluar el valor social generado fruto del trabajo dentro de su programa marco 2007 – 2014.

SROI plantea un cambio de enfoque

Si el SROI se usa en las etapas de planificación ayuda a la toma de decisiones sobre el potencial impacto de una inversión, además de lograr la sintonía con los stakeholders (o agentes o partes interesadas o afectadas por una actividad) e identificar los indicadores que deberían medirse una vez el proceso esté en marcha para poder conocer su impacto. Se facilita así el progreso hacia los resultados deseados además de lograr identificar dónde pueden producirse consecuencias no deseadas. Además el objetivo es lograr determinar la capacidad de creación de valor, por lo que contiene un proceso de monetarización de los resultados obtenidos, de manera que permite evaluar tanto los beneficios como los costes económicos de una actividad.

Otro aspecto interesante de la metodología SROI es que además pretende valorar la repercusión de la ausencia de una actividad, es decir, qué escenario aparecería en caso de no darse una determinada actividad, por lo que permite además evaluar el impacto que podría generar la puesta o no en marcha de determinadas actividades o iniciativas, como podría ser unas determinadas políticas sociales ¿os imagináis esta metodología aplicada a los Presupuestos Generales del Estado y la comparación resultante de priorizar las inversiones entre unas u otras áreas, por ejemplo Educación frente a Defensa?

Por ejemplo, en el caso de los GDRs señalados ha permitido medir el valor generado en aspectos ambientales o ligado a colectivos concretos como las personas con diversidad funcional o colectivos con dificultades de inserción laboral, contrastando así la inversión realizada en proyectos que benefician a estos colectivos y el retorno en forma de valor social generado que ha llegado al territorio, un enfoque innovador en lo que a la “utilidad” de los proyectos e inversiones se refiere.

Si bien queda clara la aplicación de esta herramienta a las inversiones vinculadas a los recursos públicos, bien de administraciones y gobiernos bien de organizaciones que trabajen con estos fondos, cada vez más las empresas prestan atención al impacto social de sus actividades. Si además parece que las empresas sociales (aquellas que persiguen tanto objetivos económicos como la resolución de una determinada problemática social o ambiental) cada vez toman más protagonismo y empiezan a crecer en España de la mano de incubadoras como SOCIALNEST o el programa Momentum Project, sin duda son otro grupo enormemente interesado en poder medir el impacto social de sus acciones y trasladarlo a una perspectiva de rentabilidad económica, al fin y al cabo combinan y abordan con igual prioridad ambos enfoques, como pudimos comprobar con algunos ejemplos de las empresas que protagonizaron la sección Empresas que hacen Eco, como RealFunding.

Un cambio de enfoque y también de herramientas.

Si con frecuencia se apunta a que una de las claves de la actual crisis es precisamente su vinculación con la ausencia de valores de tipo social, puede que la incorporación de metodologías que integren la visión del impacto de sus actividades en forma de valor social y ambiental de las empresas contribuya a cambiar el modelo en crisis por otro que permita combinar empleo, cohesión social y conservación ambiental.

Creamos y hablamos de sostenibilidad

Blog de la empresa social SOSTENIBILIDAD A MEDIDA

Logotipo Sostenibilidad a Medida


Volver a la Portada de Logo Paperblog