Revista Cultura y Ocio
Ha vuelto el joven de las grandes cifras. El artista que ha vendido más música en España los tres últimos años se acerca en YouTube a los 10 millones de visitas de su videoclip Por fin, en el que toca el piano descalzo y empapado por la lluvia. Por fin abre su nuevo álbum, Terral, el nombre de "ese viento muy caliente, insoportable de Málaga", dice Pablo Alborán. Este malagueño de 25 años que no se identifica "con ningún partido político" presentó la semana pasada su primer disco con Warner: 14 temas y dos versiones acústicas que hablan sobre todo del amor, "pero de una manera más real, no tan adolescente ni ficticia" como en sus anteriores trabajos. Alborán pasó la ronda de entrevistas en el Teatro Real, un lugar en el que le "encantaría tocar un día, y si es con una sinfónica, mejor".
Para Terral, Alborán grabó fuera de España por primera vez. Se marchó en verano a Los Ángeles, "donde vive el productor Eric Rosse, el adecuado para sacar de mí todo lo que llevaba dentro". Pese a la buena experiencia en Estados Unidos, resopla cuando se le pregunta si se iría a vivir allí, como otras estrellas españolas de la música o el cine: "A mí me inspira mucho mi tierra. No sé vivir sin playa. Además, creo que en España, incluso el personaje más buscado, puede escaparse a lugares espectaculares".
Si algo subraya este joven es que con su nuevo disco –en el que ha tocado el piano y la guitarra española y ha debutado en los arreglos— quería "utilizar elementos nuevos, de la música latina, con la que hay muchos prejuicios". También hay mucho chelo y viola. "Quería libertad, ¿y por qué no iba a haber unos bongós o unas congas? Antes me habrían dicho, pero cómo vas a meter una trompeta con sordina, eso es muy jazz y no lo pinchan en la radio. He hecho un disco con mucho ritmo".
¿Significa esto que Alborán tendrá que bailar más en el escenario? A este ídolo de masas se le ha criticado su poca movilidad en los conciertos. "No soy Jennifer Lopez, ni Chayanne. Para mí, lo primero es la música y no quiero que nada desvirtúe lo que soy. Alguna vez salí en televisión con bailarinas que me tocaban y me dijeron ¿pero qué haces?".
Alboran dice varias veces en la entrevista "antes" para referirse a su etapa en EMI. "Los anteriores discos no eran lo que yo soy. Con el cambio he metido a gente de mi equipo para que cuide de mí en la industria". En Terral por primera vez ha intervenido "en el diseño de la portada del disco. He participado en decidir qué temas se adelantaban en iTunes, qué vídeos se iban a producir. Me gusta estar encima de todo". Por eso ha querido que sus fans pudieran comprar una edición especial del álbum con un DVD de la grabación y un reportaje fotográfico en formato libro.
¿Ha pensado Alborán si a esos seguidores les gustaría verle de jurado en algún programa de televisión de nuevos talentos? "Me costaría ir... me parece más interesante si los concursantes también componen. Si es para cantar temas de otros, me echa para atrás". Hablando de promesas, menciona a una chica que le tiene "loco por cómo canta, interpreta y compone. Es una fan que me ha hecho una canción".
Antes de grabar los temas de Terral, Alborán viajó tres meses por África y Asia y descansó en su casa malagueña. Después de los más de 60 conciertos de la gira de 2013, "necesitaba romper con la locura, escuchar más que estar todo el día cantando. Así que cuando regresé a casa, exploté y me puse a componer como un loco". Pero esos días tranquilos han desaparecido de su agenda. En las próximas semanas le esperan Las Vegas, Chile, Argentina, México, Nueva York y Lisboa: "Para morirme". Y en 2015, un centenar de conciertos que empezarán en febrero en Latinoamérica y seguirán por España y resto de Europa.
Pablo Alborán ha encontrado tiempo para colaborar con Joan Manuel Serrat en el álbum Antología desordenada, con el que el catalán conmemora medio siglo de vida de carrera. Con él cantó a dúo Paraules d’amor (Palabras de amor). "Verle trabajar ya supone un consejo. Me dio mi sitio, él podía haber dicho: ‘Esto es así y punto’. Pues no. Aunque me tuvo que ayudar bastante con la pronunciación en catalán", sonríe. El amable Alborán no tuerce el gesto ni cuando se le inquiere por la prensa que hurga en su intimidad. "No me interesa quien me siga por otras cosas que no sea mi trabajo, pero es inevitable, soy un personaje público. Ahora, no voy a perder ni un minuto con eso".
Fuente: El País.