Me llamas puto, como si de ti no hubiera porquería.
Querida, la rosa no es pétalo, es esencia y espina,
Tú no eres cuerpo, ni traes contigo la armonía,
Yo soy hombre, soy un jardinero que te cultiva cada día,
Caballero andante por ti, Quijote de noches de agonía,
¿Puede acaso el reloj robarme lo que me robo un sapo un día?
No. Nadie puede ya llevarse lo que es ajeno, y tú nunca fuiste mía.
El sol te oculta, la marea borra de la arena, aquello que fue una vez mi vida,
Somos un cielo de otro mundo, la gloria de un héroe al que la historia dejo a la deriva
Si quieres tu ser conmigo, solo ven, Si quieres jugar, ven también
Estoy presto al dolor de amarte, no sufre tanto quien es cortado por besos de diamante.
Nuestra historia es un beso, tal vez tres, tal vez ninguno,
Que sabe la historia de ti y de mí, si nunca nadie supo que yo fui quien te rapto una noche,
Que sabe la historia del hidalgo que te amo en secreto y sin reproche.
Yo no sé quién soy, ni de dónde vengo,
Carezco de razón en esta vida, no poseo más que este vacío cuerpo,
Pero te digo, espejismo de mujer, que te amé como aman los zorros,
A las cuevas, a las negras y profundas llagas de la tierra,
En donde pueden por un momento, fieras dejar de ser.