Revista Cine
Director: Rainer Sarnet
Acá una película que me debía; no de este año, pero del anterior, o sea casi, en cierta forma lo mismo, pero a fin de cuentas no de este año. Podría ponerme un poco solemne, podría ponerme simplón y hasta infantil. Entremos en calor y luego veremos...
Me ha encantado que la protagonista, Rea Lest, tenga gran parecido con Elisabeth Moss. Su risa también me ha cautivado (como la de Moss). También prefiero el beso acuático de "November" por sobre la misma imagen de "La forma del agua", que todo lo transforma en ñoñez (y el estonio no la puso como afiche oficial). Por último, hay que ser una película muy absoluta y condenadamente genial para que uno de los personajes más fascinantes, no sólo de la misma sino que de los últimos años (¡hasta de lo que va de siglo-milenio!), sea un muñeco de nieve. ¡Un muñeco de nieve!, madre de Dios, Dios bendiga a Rainer Sarnet (el director del film). No lo pude comprobar pero estoy casi seguro que "November" fue filmada en celuloide, primero, porque el blanco y negro tiene más, digamos, sustancia, forma, profundidad, entidad, cuerpo (Aki Kaurismäki -no confundir con su hermano Mika- dice que él es un filmmaker y que rodar en digital te hace un pixelmaker. ¿Por qué no oigo los aplausos, nenazas?), y, segundo, porque las películas anteriores del director fueron rodadas en soporte fílmico (en 16mm, aunque luego las copias fueron de 35mm), lo que me inclina a pensar que ha hecho lo mismo en esta ocasión. Rodar en cierto formato no te garantiza calidad narrativa o cinematográfica, pero sí de imagen y no hay por donde perderse, las de "November" son imágenes portentosas y apabullantes, verdaderamente creadas, físicamente creadas, a partir de la luz. Se nota. Así que si alguien sale con que "¡ah!, ¿por qué no te vas a ver películas viejas con fondos de cartón si tanto te gusta el celuloide?", así como si el soporte fílmico fuera algo arcaico, no acepten la ignorancia: el celuloide es, técnicamente hablando, el mejor formato para crear y filmar películas; su calidad de imagen es inalcanzable para el digital, que debe someterse a costosos procesos para, luego, obtener el "look cinematográfico". Ahora, que los flojos se enojen porque los rollos son de doce minutos o porque no puedas revisar la escena inmediatamente después de gritado el "¡corte!", esa es otra cosa y que se vayan al demonio quienes le teman a un rodaje de verdad...
Dicho todo esto, "November" es una obra maestra. Una película genial, magnífica y maravillosa. Un film extraordinario, precioso y de una exquisitez difícil de ponderar. Poética hasta el éxtasis (cuando las dos carrozas fúnebres se cruzan... te deja sin palabras). Qué manera de verse atrapado, capturado y transfigurado por una película, por una sucesión de imágenes. Arte en todo su esplendor, de una belleza superior. ¿Terror?, ¿fantasía? "November" es una película inclasificable, una película tan única como rara y, ciertamente, irrepetible. Su experiencia supera todo límite impuesto. Es de una grandiosidad como pocas veces se ha visto en estos años en el cine.
"November" nos cuenta la historia, ambientada en la Estonia de hace un par de siglos atrás, de una aldea en donde sus habitantes, pobres e ignorantes, intentan sobrellevar sus vidas y sus cuitas recurriendo a poderes místicos sustentados en tradiciones folclóricas, así, pueden ser visitados por los fantasmas de sus muertos, pueden crear extrañas criaturas hechas de herramientas, pueden hacer tratos con el diablo o pedir la ayuda de la bruja local, o enfrentarse a una enfermedad representada en distintas formas (una hermosa mujer, un jabalí, una cabra), entre otras manifestaciones... La protagonista es una muchacha enamorada de un muchacho enamorado de una inalcanzable baronesa... Como no pueden consumar sus amores, se servirán de todos esos poderes que tienen a mano, pero que exceden su entendimiento y comprensión, llevándolos a... Bueno, yo que ustedes me voy a ver esta maravilla de inmediato. Qué cosa más bella maldita sea, ¡qué hermoso es el cine!
Obra maestra absoluta.