Revista Educación

Nuestra noble fuerza salvaje

Por Arcoirisdan
  
    Desde nuestra más tierna infancia empieza nuestra domesticación, la doma que someterá nuestro sentir a las creencias familiares y culturales. Se nos educa para someternos al medio, no para ser creadores del mismo: es el ser humano desempoderado . Tal vez por eso no terminamos de ser felices y necesitamos de tantos “maquillajes”.NUESTRA NOBLE FUERZA SALVAJE

     Es difícil percatarse de este proceso cuando todos lo hemos sufrido, en sí mismo y por paradójico que parezca es un acto equitativo, pues afecta tanto a pobres como a ricos, a analfabetos como a doctores, a hombres como a mujeres … Ocurre en todas las culturas, ya que es fruto de un paradigma global de la humanidad: el Paradigma de la Desconexión de nuestra Esencia. Gracias a él hemos podido no sólo conocer la necesidad, sino también la compasión, no sólo la prisión, sino también las ansias de libertad, no sólo el odio, sino también el redescubrimiento del amor.     Sin embargo, una campana está empezando a sonar en nuestro interior y nos anuncia que el “juego” se termina, que un nuevo paradigma global comienza: el del ego conectado conscientemente con nuestra esencia. Ya la educación no va encaminada a domesticar, sino a facilitar esa conexión, es el camino de la escuela del conocimiento, basado en creencias, a la escuela de la sabiduría, que hará que cada ser humano vierta su auténtica esencia sobre la vida, convirtiendo a la humanidad en un “jardín” en el que cada persona es un espécimen único, que enriquece desde su creatividad tanto a él mismo como a todos los demás.NUESTRA NOBLE FUERZA SALVAJE    Para iniciar este camino contamos con la sabiduría de la adolescencia, que guarda a esa parte nuestra que en realidad nunca pudo ser domada,  la podemos llamar “nuestra noble fuerza salvaje”. Ha llegado el momento, si así lo sientes, querido lector, de recurrir a ella, de empezar a soltarla en nuestra vida cotidiana. Con su ayuda encontraremos el valor de pisar la raya de lo prohibido por nuestras creencias limitantes, esas que encerraron a nuestro más auténtico y puro sentir.     Antes de liberar a nuestra “noble fuerza salvaje” hemos de mirarla cara a cara y reconocerla desde nuestro corazón, pues su gran poder ha de ser guiado por la sabiduría y sensibilidad de éste, ¿Te atreves a ponerte delante de ella, a sentir pequeña tu parte domesticada … y a, con tu mirada en la suya, dulcificarla, hacerla sentir reconocida por tu corazón …? Si lo logras se hará tu amiga y compañera fiel, ayudándote  a desdomesticarte y a evitar que domestiques como educador.



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