Revista Religión

Nuestra Señora de las Rosas de Heroldsbach

Por Santos
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Pregunta: Hola. Buenas tardes. Verá, hace tiempo que tengo una duda y no hallo respuesta. Mi madre nació en Alemania, específicamente en Heroldsbach, en 1939, pero emigró a Argentina en 1951 y nunca más regresó a su pueblo. El motivo de esta pequeña historia familiar es para hacerle mi consulta: Mi madre nos contaba que, en los años que ella vivió en Heroldsbach, la Virgen María se aparecía allí, que incluso personas de su familia creían en las apariciones. Pero al emigrar, ella nunca más oyó hablar de esa Virgen, no supo nada más, y mis hermanos y yo, nacidos en Argentina, mucho menos. Hace unos años lo recordé, pregunté a varios sacerdotes, incluso uno del Vaticano, pero nadie sabía nada. Quisiera saber sobre estas apariciones, si ocurruieron o no. Gracias y perdone toda esta historia. Argentina.

Respuesta: Hola. Tengo buenas noticias para ti. Efectivamente, en Heroldsbach, Nuremberg, se desarrollaron una serie de fenómenos desde el 9 de Octubre de 1949 hasta el 31 de octubre de 1952. Siete niñas fueron las que presenciaron estas apariciones de María, llamada “Nuestra Señora de las Rosas” (no confundir con otras presuntas apariciones de este mismo nombre, declaradas falsas). Además de las niñas, más de un centenar de personas, incluido el párroco, fueron testigos de algún suceso admirable. Hay que decir que el párroco fue muy escéptico al inicio, pero luego de estudiar el caso, terminó convencido de que las niñas decían la verdad.

La Madre de Dios se mostró vestida de azul y con una corona de oro y, a partir de la tercera aparición, se presentó con el Niño Jesús (este además, se presentó adulto, Salvador, Buen Pastor, Sagrado Corazón). Como en toda aparición mariana, hubo señales, profecías y mensajes, petición de oraciones y penitencias. Desde 1950, la Virgen se dejó tocar, y las niñas pudieron constatar su presencia corporal, pero de un modo distinto a una persona viva. El 9 de julio, María manifestó su título para Heroldsbach “la Reina de las Rosas” (un título e imagen bastante conocido en Alemania, pues así se presenta la Virgen del Rosario en la mayoría de los templos, rodeada de rosas).

El ocho de diciembre de 1949, y solo un par de meses de la primera aparición, al terminar la procesión por la festividad de la Inmaculada, cientos de personas vieron un prodigio solar, exacto al de Fátima. El día de Navidad de ese mismo año ya más de 4000 personas acudieron a Heroldsbach, donde de nuevo apareció la Virgen con el Niño, pidiendo oración, penitencia, el rezo diario del rosario y la devoción a su Corazón Inmaculado. Aquí las niñas tuvieron un éxtasis, donde contemplaron pasajes de la vida de la Sagrada Familia, relacionados con la Navidad (anunciación, huida a Egipto).

El 9 de febrero de 1950, vieron a la Trinidad en el cielo. Las apariciones de ese año estuvieron marcadas por las invitaciones a la oración y la expiación del Corazón de Jesús, para evitar las catástrofes venideras. El 1 de noviembre de 1950, día que se proclamó el dogma de la Asunción, la Virgen se mostró a trescientos personas. El 13 de marzo de 1951 apareció rodeada de santos, que bendijeron a las niñas, invitándolas a guardar los sentidos y no ceder a las tentaciones. El 6 de mayo, el 13 y el 15 de junio, apareció María con Jesús, bendiciendo a todos y diciendoles: “vuestra plegaria penetra en el cielo, seréis ayudados. Hay muchas nubes negras en el cielo: oren, oren, oren”.

El 31 de octubre, día que todos conocían sería la última aparición, había miles de personas. Apareció María con el Niño Jesús y dijo: “no venimos a hacer milagros, sino para insistir en la plegaria y la expiación. Continúen orando en esta colina aún cuando nosotros no vengamos más”. Aparecieron 20 ángeles que entonaban melodías, y aparecieron, además, Santa Bernardita, Santa Gemma, Santa Isabel de Hungría, San Juan Nepomuceno, San Antonio de Padua y Santa Teresita que les dijo: “Estamos encantados de ver a tantos peregrinos orar y cantar con todo el corazón. Tened confianza en nuestra ayuda y seguid orando, incluso si no nos ven más, los veremos desde el cielo”.

La Virgen dijo: “esta es la última llamada a los hombres. Orad con los sacerdotes, todos de rodillas para la salvación de la humanidad. Cada hijo podrá extender su mano hacia mí y hacia mi Hijo amado, cuando quiera”. Con estas palabras la Virgen desapareció mientras los ángeles abrían su manto (símbolo de la protección mariana).

Pero, además, aparecieron otros santos: San José, San Pío X, Santa María Goretti, San Luis Gonzaga, San Antonio Abad, Santa Crescentia Hoff de Kaufberen, San Fernando III, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, San Francisco de Xavier, Santa Rosa de Lima, Francisco y Jacinta de Fátima (aún no beatos), San Franzelus de Irlanda, Santa Randina de Lisboa, Santa Eulalia de Mérida, Santa Sirene de Portugal, San Vielevi, Santa Pariedina, San Ferries penitente). Y los mártires desconocidos, Fauremus, Rassila, Clisita y Plerina; en cuanto a estos santos, las niñas narraron sus martirios con datos históricos; cosa imposible, pues eran niñas pequeñas y no podrían conocer detalles o hechos solo conocidos por hagiógrafos o estudiosos del tema.

La Iglesia fue escéptica desde el principio. El 10 de enero de 1950 la Comisión Eclesiástica de Investigación declara que “no detecta fenómenos sobrenaturales” y que “muchas cosas invitan a la prudencia”. En marzo de ese mismo año el Arzobispo prohibió a los sacerdotes tomar parte en nada relacionado con las apariciones (aún así, el párroco continuó tomando notas e investigando). En agosto de 1951, Roma declara que “en las apariciones no hay evidencias sobrenaturales” y por tanto, el culto nacido de estas apariciones “sigue estando prohibido”. Una luz llegó cuando el Arzobispo Johannes M. Heer, experto en misticismo, luego de estudiarlo todo concluyó: “tenemos absoluta seguridad de que las niñas no mienten. Debemos creer”. Pero no fue hasta 1998, que el Arzobispo de Bamberg, reconoció Heroldsbach como lugar de oración y se erigió una pequeña capilla, por tanto, permitió celebrar la misa y difundir los mensajes. Pero aprobación oficial, como tal, no tienen las apariciones.


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