Revista Opinión

Nuestros caciques

Publicado el 14 agosto 2012 por Cronicasbarbaras

El alcalde no quería negarle aquel favor al primo del juez: creía que así lo tratarían bien en los juzgados y autorizó levantar un edificio que tapaba el monumento más importante de la ciudad.

El juez, nacido allí, tenía una amplia telaraña familiar de abogados, comerciantes, bancarios, funcionarios, hosteleros, un jardinero; decenas de personas, no todas honorables, como un drogadicto.

Cuando no lo ayudó y permitió que lo condenaran por un atraco media familia dejó de hablarle. Cuando ordenó derribar aquel edificio que ponía en evidencia a su primo constructor, y al alcalde, lo hicieron lo hizo a otra media.

Respetado magistrado en el Tribunal Supremo actualmente, recuerda las presiones que sufría en su jurisdicción de sus múltiples familiares y amigos de juventud; afirma ahora que los jueces y los altos funcionarios nunca deben ser cercanos a las causas.

Las presiones, intercambios de favores, pagos ocultos y corrupciones se desarrollan en sociedades en las que, con sólo uno o dos enlaces intermedios, casi todo el mundo se conoce y se debe cierta lealtad.

Un maestro del periodismo ya fallecido, Borobó, localizaba los vínculos de cualquier persona en su comunidad autónoma preguntándole “¿Y tú de quién vienes siendo?”. Con apellidos y muy pocos datos interconectados identificaba el origen de cada persona.

El poder con relaciones cercanas propicia la corrupción, el clientelismo, el trapicheo en empresas públicas creadas para sostener a políticos y allegados, los contratos trucados o la ausencia de ellos para los tapujos, el hoy por ti, mañana por mí y, finalmente, la ruina moral de una sociedad cuya meta es fabricar caciques.

Así se han incubado en las CC.AA. camarillas y organismos que, o se eliminan urgentemente, o harán que se clausuren las autonomías antes de que hundan más España, e incluso Europa.

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