Hoy, aprovechando esta tarde de tranquilidad y de vacaciones, voy a contarles los últimos cambios (no solo de imagen) que está experimentando mi “yo digital“.
MI WEB
En primer lugar, les contaré qué cambios he realizado en mi página web, y por qué. Este es su nuevo aspecto:
Puedes hacer clic en la imagen para ir a la web directamente.
Por si no llegaste a ver cómo era antes de ese cambio, te diré que esa foto pequeñita en blanco y negro era el fondo anterior (en tamaño grande, claro). Con el tiempo, tanta oscuridad empezó a cansarme; aquí, en mi ciudad, parecía que el invierno no iba a irse nunca, y estaba deseando que se despejaran los cielos y empezara a brillar el sol primaveral. Una tarde, hace unos días, encontré este tema entre los que ofrece gratuitamente Weebly, y me di cuenta de que era exactamente lo que quería, además de su carga simbólica (empezando por su relación con mi propio nombre, o viceversa). Una vez instalado el nuevo tema, le di mi toque personal: fuentes, colores, portadas de páginas principales y secundarias… Como siempre, disfruté como una niña con juguetes nuevos; puede parecer superficial, pero lo recomiendo como terapia de distracción para relajarse y renovar el espíritu creativo cuando te sientas “gris”; si me sirve a mí, ¿quién sabe?, ¡a lo mejor a ti también! (¡Además, Weebly es gratis!).
El siguiente cambio fue estructural: reorganicé las secciones y añadí algunas: “Acerca de” a modo de presentación; “Publicaciones” incluye un índice de subpáginas que presentan mis trabajos online de estos últimos años; “Multimedia” presenta imágenes de las portadas que he diseñado para mis libros, páginas, etc.; y, además, añadí una pestaña en el centro de la barra de la página de inicio que redirecciona a este blog que estás leyendo. No he acabado; me queda pendiente dedicarle una más a cada uno de mis libros, pero eso lo dejé para hacerlo esta semana durante las vacaciones.
Te invito a ir, ver el resultado y opinar en el libro de visitas.
E-CARD
Otro de las novedades de mi “yo digital” consiste en mi regreso a “About me“, la plataforma (gratuita) que uso para crear mi tarjeta digital de presentación, en la que incluyo enlaces a los servicios online que prefiero usar y que pueden dar una idea de quién soy (sobre todo, con vistas a eso que se llama “empleabilidad” y “marca personal”). Había eliminado allí también mi cuenta anterior hace meses, como tantas otras cuentas en otros sitios, cuando intenté dar carpetazo a mi presencia y mis colaboraciones en Internet tras la última gran decepción. Ahora que estoy de vuelta, descubro que tiene nuevos servicios que, además, me vienen como anillo al dedo en estos momentos; por ejemplo, la posibilidad de crear un curriculum adherido al sitio, que aparece al pie, con multitud de posibilidades: mapas, textos, listados, etc. En mi caso, podrás ver allí solo tres: una caja de texto con una cita, un mapa de mi isla y algunos enlaces a mis sitios principales. No añadí mi curriculum porque, en su lugar, preferí dejarlo en LinkedIn (y añadirle el botón a About me). Comprobé que, además, siguen manteniendo buenas ofertas para crear tarjetas de visitas imprimibles a juego con la e-card o con diseños diferentes, de calidad y a precios asequibles. Tal vez más adelante encargue las mías.
¡Te invito a crear tu propia eCard con tu propio estilo!
BLOG
Y llegamos a este blog y a sus últimos cambios, después de los que ya había comentado hace tres semanas en la entrada “Ideas para mejorar el blog“.
En primer lugar, como aclaración y para pedir disculpas por incumplir lo anunciado (aunque ya las pedí en s día) diré que aquello de ir creando las entradas poco a poco, cuando tenía un ratito, a lo largo de la semana, y programarlas para que se publicaran el fin de semana, cuando había más tráfico y yo tenía más tiempo para atender posibles comentarios, no funcionó. Por una parte, porque las entradas que guardé como borradores desaparecieron (ni siquiera aparecían en la lista de entradas eliminadas), y las que programé no se publicaron. Por otra parte, porque este blog no suelo utilizarlo para escribir de manera calculada, fría, metódica; para eso haré otro próximamente, más enfocado a lo profesional. Este es un blog personal, de opinión y creación, y, por mucho que lo intente, no serviría de nada ponerlo bajo cuadrícula. Este blog reúne entradas que he ido escribiendo a lo largo de los años en otros y, aunque las más polémicas no están aquí, y la mayoría de los comentarios (y comentaristas) tampoco, la esencia no ha cambiado, porque su autora, o sea, yo, sigue siendo la misma, y sigo queriendo este blog para lo mismo que lo he querido desde el principio, así que vuelvo a escribir como siempre: unos días mejor, otros peor; a veces muy calmada, otras completamente indignada, o cansada, o con dolor de cabeza que me impide expresarme todo lo bien que querría, pero siempre de forma directa, sin querer ser ni aparentar lo que no soy.
En segundo lugar, algo muy importante: como dije también hace unos días, rescaté parte del material que había confeccionado para uno de mis blogs anteriores (“Apoyo a las Mujeres Maltratadas”), y le dediqué aquí su propio espacio: la nueva pestaña “Violeta“. Esto también lo había explicado ya en una entrada hace unos días (“Sororidad…“), así que te invito a leerlo si te apetece saber por qué la añadí.
Menos importante, pero muy interesante y útil, es la información que contiene la pestaña “100% gratis“, que consiste en un listado de recursos gratuitos que creo que pueden servir para multitud de finalidades si escribes o quieres escribir en Internet: formación, creación de blogs y webs, recursos de escritorio, etc. Antes, tanto mis contactos como yo misma solíamos compartir en nuestras redes sociales (y yo, además, en mis blogs) este tipo de información de forma habitual; pero llegó un momento en el que me di cuenta de que la mayoría de mis conocidos habían abandonado esta costumbre y era yo casi la única, prácticamente, que seguía compartiendo cada enlace a cada nuevo sitio con ofertas interesantes de trabajo que podrían servirles a mis amigos/as, cada nuevo anuncio de formación gratuita, etc., y dejé de hacerlo. No les he preguntado por qué cambiaron; solo sé y puedo decir por qué cambié yo. Nunca he entendido si es que ya a nadie le interesan los recursos gratuitos que van apareciendo, si ya nadie está buscando empelo, o si es que empieza a ganar terreno la mentalidad de la competencia (“si comparto esto, le estoy dando armas a la competencia para ser mejor que yo”, podrían estar pensando, quizás). No lo sé. En ese enlace (100% gratis) aparece un listado de lo principal que uso, para que pueda comprobarse que todo es libre, gratuito, y para que pueda usarlo quien quiera. Ese listado podrá seguir creciendo, así que, si le interesa a alguien, solo tiene que guardarlo en sus favoritos y venir a echarle un vistazo cuando quiera.
Hay dos pestañas más que añadí este mes a este blog: “Suscriptores/as” y “Contacto“. La pestaña “Suscriptores/as” es una deferencia hacia quien quiera seguir este blog: en ella encontrará más o menos explicadas las diferentes maneras de hacerlo. La pestaña “Contacto” es para quien desee escribirme un mensaje privado, en lugar de dejar su comentario en público. Son muy simples y fáciles de usar.
Y, por último, la que yo creía que no volvería a poner nunca: una “Acerca de“. La dejo para el final porque, tanto la del blog como la de la web son las que más me costaron pero, por lo que he ido aprendiendo, son las más necesarias hoy en día. Para explicar mejor por qué me costó tanto volver a poner unas secciones de ese tipo en mi blog y en mi web, tendría que recuperar un resumen de algunas de las “respetables opiniones” que recibí hace tiempo por ser, precisamente, tan sencilla como para presentarme en mis anteriores blogs, webs, etc. Más de una persona confundió sencillez, educación, honestidad y transparencia con arrogancia, prepotencia o falsedad, o sea, ¡todo lo contrario! Hay personas que aún creen que si una mujer sufre determinadas situaciones en una época de su vida, deberá portar una flor escarlata, un sambenito o un burka y vivir escondida en las sombras hasta que muera en silencio. Esas mismas personas se burlan del sufrimiento, y no tienen ningún pudor a la hora de mostrar su propia mezquindad cuando están frente a alguien que, por encima de sus circunstancias, conserva su propia dignidad y su fe y su compromiso para cambiar lo que pueda. Esos comentarios, aunque sé perfectamente que no son un modelo a seguir y no se les debe hacer ningún caso, dejaron su huella. Precisamente esta tarde encontré un debate en Linkedin sobre el miedo a las críticas en los blogs o cuando publicamos libros o cualquier obra escrita, y termino este post con lo que respondí allí:
María Del Mar
¡Hola a todos/as! Creo que es la primera vez que participo en este grupo, al que me uní hace poco. Esta conversación me llamó mucho la atención porque he vivido ese miedo y, hasta ahora, no había encontrado a nadie que hablara en público de ello de esta forma. ¡Gracias por plantearlo, María! Tú preguntabas que cómo lo afrontábamos quienes lo hemos experimentado. He leído algunas respuestas (no todas, pero seguiré leyendo cuando tenga otro ratito), y les cuento lo que hice yo: un completo desastre. Al principio, mi primera “precaución” fue abrir mis primeros blogs de manera anónima, usando pseudónimos y ocultando cualquier tipo de información que pudiera identificarme o localizarme geográficamente, pero los comentarios, fuesen positivos o negativos, me afectaban de todas maneras. El siguiente paso, igual de inútil, fue moderar los comentarios: como dicen aquí, aunque no se vean desde fuera yo sí los recibía, los leía, y seguían produciéndome, a veces, mucho pudor (cuando eran demasiado positivos) y otras veces me dejaban alguna heridita en el alma de esas a las que no paramos de darles vueltas en la cabeza, por muy tonto que parezca. Después de esas experiencias, sucedió algo que cambió mi vida y que me hizo ne-ce-si-tar hablar, escribir, publicar, hacer oír mi voz costara lo que costara. Me arriesgué, di la cara, hablé sin pelos en la lengua desde mi blog, desde mis perfiles en redes sociales y hasta escribí un par de libros que autoedité y autopubliqué. El miedo a las opiniones (buenas y malas) quedó a un lado, y me convertí en una especie de Juana de Arco de las palabras, ¡qué derroche, aquellos tiempos! Por supuesto, tuvo un precio: mis antiguos temores se convirtieron en realidad, y comprobé que sí, que no eran figuraciones mías ni producto de temores absurdos e irracionales: las palabras tienen tanto poder que, si hablas, estás declarando la guerra. Entonces aprendí otra lección: nuestro silencio es su poder. Nuestras palabras les dan más miedo a ellos que a nosotros. Escribir con libertad es algo que está reservado a mentes y corazones muy, muy valientes; las palabras pueden enamorar, pueden despertar conciencias, pueden arrastrar multitudes, pueden crear cielos e infiernos, es la herramienta más valiosa y más valorada, y debemos ser muy, muy conscientes del poder que tenemos cuando las mostramos al público. Desde entonces, soy muy escrupulosa con lo que digo y con cómo lo digo, más aún que antes (que ya lo era), pero tengo muy claro que, pase lo que pase, escribir y comunicar forma parte de mí, de mi vida, y así seguirá siendo. ¡Buenas tardes y un saludo a todos/as! Mar.Hace 2 h en Linkedin (¿Cómo superar la vergüenza para mostrar el contenido de un blog?).
¡Hasta la próxima!
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