Revista Comunicación
Hablar desde la absoluta ignorancia no es bueno. Lo sé; pero lo haré como espectadora. No voy a cebarme ( o sí…) con los periodistas del corazón, que ya están más que azotados, y no digo yo que sea sin merecerlo, ni mucho menos. Lo cierto es que vengo observado una extraña tendencia también en el periodismo informativo o de actualidad. Tampoco voy a referirme al que desarrollan los que informan de sucesos, ya que además de bastante desconocido para mí, puesto que prácticamente no lo he seguido jamás, me repugna en abundancia. Lo que ocurre es que ya hace tiempo vi un documental "El culto al famoso" que además de hacer un repaso a la televisión y a la obsesión por ser famoso que hay ahora en el mundo, también se ocupaba de hablar de las revistas del corazón, en este caso británicas, y de cómo los directores de éstas se habían hecho con la dirección de algunos de los periódicos de relevancia en el país. Algo sin duda preocupante, ya que se extenderían al "periodismo serio" las técnicas, las maneras, de la prensa amarilla, que a mi parecer nada positivo aportan. Recitando aquí a Anna Bosch, a la que sigo fervientemente, hace poco publicó el berenjenal en el que podía meterse, o para mí, debía haberse metido David Cameron. El caso es que su director de política de comunicación, Andy Coulson, había sido anteriormente director del periódico News of the World, que se había visto implicado en unas escuchas ilegales al entorno de la familia real británica y que había salido airoso con una digna dimisión, desentendiéndose del asunto y siendo fichado por Cameron, que por aquel entonces estaba en la oposición. Bueno, empezar por que para mí eso sería ya un escándalo, y que dejaría mucho que desear bajo mi punto de vista del político. Pero lo que más me llama la atención es que parece ser que el periodista, ahora con Cameron en el Gobierno, no se dedica a ser un director de comunicación al uso, sino que es un verdadero peso pesado con bastante influencia para el Primer Ministro. El culebrón termina con el renacimiento del caso de las escuchas, la revelación de que al parecer eran más que habituales en el periódico que dirigía Coulson, y que no eran tan desconocías por este último, por lo que acción-reacción: dimisión de Coulson del puesto relevante que ostentaba ante la imposibilidad de seguir saliendo indemne del escándalo. Lo cierto es que me resulta asombroso que un hombre así haya conseguido tamaño poder en la vida política británica, y me asusta que eso pueda pasar en nuestro país. No es que crea que J. J. Vázquez vaya a ocuparse de las relaciones de comunicación del PP o PSOE, pero sí es cierto que su (creo) jefe, Paolo Vasile y su sombra ya es alargada en Italia y nada me preocuparía más que pudiese suceder eso en España. Que instaurase más allá de en la televisión, cosa que ya ha hecho, los valores importados del país de la pasta. Eso sería terrible.Ya sufrimos bastante su "neotelevisión" o "neoperiodismo", no recuerdo bien como lo llamaban, y esto es así aunque no veamos sus productos. La tendencia se ha extendido a la prensa deportiva y hasta a los informativos de televisión (habéis visto los nuevos de Antena3???). Lo cierto es que los títulos de créditos amenazantes y las voces en off que anuncian casi el caos informativo los veo en prácticamente todos los medios de comunicación. Aunque siempre hay esperanza, y viendo lo que hace Rosa María Molló en Egipto o la propia Anna Bosch me siento reconfortada. Esto aunque eche en falta a otros prejubilados por TVE, lo cierto es que tengo que confesar aquí mi debilidad por la mayoría de los periodistas de esta casa. En fin, que no sé si me habré pasado, por si acaso reiteraré aquí el comienzo de mi entrada, hablo desde mi absoluta ignorancia. Sólo como espectadora.
P.D.: no sé de quién es la ilustración, lo siento, la he robado en internet, sin pagar ni nada... De veras que lo expresaría si lo supiese.
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