Hace muy poco llegó a nuestros cines una adaptación muy esperada, Soy el número cuatro, basada en la obra homónima de Pittacus Lore. El lanzamiento del libro en nuestro país sólo ha distado un par de meses del estreno de la película, ¿y qué mejor carta de presentación para una novela recién salida del horno que un buen tráiler capaz de atraer masas tanto a las salas de cine como a las librerías?
Se acabaron las historias de hombres lobo, vampiros y ángeles caídos. Les ha llegado el turno a los extraterrestres y vienen pisando fuerte con una historia diferente que puede dar mucho de sí. Además, éste es uno de esos libros que empezábamos a echar de menos, ya que cuenta con un protagonista masculino que será quien narre la historia en primera persona; todo un lujo.
El argumento de Soy el número cuatro posee mucha fuerza y, se deba a la novedad del tema o no, engancha desde el principio… si bien es cierto que se agradecería un pelín más de fluidez en el ritmo de la novela, porque la historia tiene mucho que contar: es importante que el lector conozca los antecedentes de la situación que vive el protagonista, cómo era el planeta del que proviene y bajo qué circunstacias tuvo que huir de allí para acabar en la Tierra. Para bien o para mal, los personajes se acercan bastante a los clichés a los que la literatura juvenil tanto nos tiene acostumbrados, aunque tampoco terminan de encajar en los estereotipos más básicos, dado que siempre vienen marcados por algún detalle que los hace diferentes.
La película, como de costumbre, aborda la historia desde un punto más cinematográfico y va al grano. Es obvio que en un par de horas no se puede contar lo mismo que en un libro de casi seiscientas páginas, por lo que obliga a quedarse con lo más atractivo y efectista, dando de lado aquello que no sea fundamental. Sin embargo, como consecuencia, poco es lo que se explica acerca de cómo han llegado nuestros protagonistas adonde están, dando así pie la historia a muchas incógnitas que quizá lleguen a aclararse en la segunda entrega de la saga; sólo quizá. Por supuesto, el elenco se encuentra mucho menos desarrollado en el filme que en la novela, y todavía más estereotipado, si es que eso es posible. A pesar de todo, hay que admitir que la película cumple su función a la perfección: entretiene al espectador con un ritmo trepidante y unos buenos efectos especiales, sabiendo combinar momentos romanticones con escenas de acción arrolladora. Todo esto bien aderezado con unos cuantos actores punteros y una buena banda sonora. ¿El resultado? Un taquillazo con un final muy abierto.El éxito tanto del libro como de la película nos asegura sus respectivas continuaciones. Si quienes los producen son listos, sabrán exprimir al máximo esta historia con tanto potencial, aunque para comprobarlo, como de costumbre, tendremos que esperar lo nuestro.