De izquierda a derecha: Santos, Marcos y Aldo (Foto: Doc Pastor)
El sevillano grupo de rock Gritando en silencio, liderado por Marcos Molina, hacía anoche una parada en su gira de despedida a su álbum “Maldito”, para hacer enloquecer al público vallisoletano.
A juzgar por todas las situaciones por las que estos cuatro sevillanos han tenido que pasar, parece ser que Murphy, el de las fatídicas leyes, está empeñado en seguir haciendo de las suyas. Y así fue. Por un error humano a la hora de llenar el depósito de la furgoneta, la banda llegó dos horas más tarde de la hora programada, lo que les impidió hacer cualquier tipo de prueba de sonido.
Sin embargo, no hay aún "contratiempo" suficientemente fuerte que consiga que este grupo se rinda, por lo que rondando las once de la noche se subieron al escenario de la Porta Caeli ante un público deseoso de oír sus primeros acordes, que llegaron de la mano de “Mírame desnudo”, haciéndonos ver que en realidad sólo “somos animales”, seguida por “Cuentos de desgarro”, que fue dedicado a una cumpleañera presente en la sala.
Santos, guitarrista del grupo (Foto: Doc Pastor)
Siguiendo a las dos canciones del comienzo, “Dos semanas y unos domingos”, que para nada les “salió del revés”, “Detrás de tu cigarro” y “Estrellas fugaces” dieron paso a su famoso “¿Dónde te has quedado?” y al himno de su amistad, “Hijos de la madrugada”, cuya letra era reafirmada con tan sólo mirar las sonrisas de esos cuatro locos sobre el escenario y la complicidad con la que se miraban entre ellos.
“Para todos aquellos que habéis perdido la esperanza y para ese buen amigo que está siempre ahí”, decía Marcos para después arrancarse con su “Nota de un suicida”, seguida de uno de los temas que tocan con más respeto, “Blues del espejo”, ante la que esperaban “estar a la altura de un buen blues, como si fuéramos negros”, decía Marcos. Pero la cosa no quedaba ahí, y tras esto se atrevieron con enlazar, tras respirar con fuerza, las dos “Rutinas en las venas”, sin morir en el intento de tocarlas de seguido.
También hubo un pequeño espacio para la reivindicación, por lo que el cantante levantó su puño y comenzó a abogar a favor del movimiento 15M, aquel que tomó como himno su tema “Allí estaremos”, y a pedir lucha, esperanza y cambio, porque puede ser posible un mundo en el que se pueda respirar despreocupado, sin “Miedo”, que es como hay que luchar. Y recordando en todo momento las palabras de un Marcos esperanzado e idealista que pedía que “jamás se perdiera la esperanza, porque esos puños levantados son nuestra verdadera fuerza”.
Santos y Marcos (Foto: Doc Pastor)
“Flores de cartón” y su homónimo “Gritando en silencio” dieron paso a la que quizás sea la canción más conocida del cuarteto, “A la luz de una sonrisa”, con la que el público allí presente no pudo más que enloquecer. Y tras estas tres canciones, nos metíamos de lleno en la recta final, protagonizada por las que pueden ser las canciones más enérgicas del grupo, que encabezarían una traca final perfecta, “Actitud” y “Vértigo”, con las que se despidieron, a pesar de volver para hacer llorar a alguno de los presentes en la sala con una sentimental “Dos copas de más”, que erizó la piel hasta al más gélido asistente.
En definitiva y dejando de lado los ligeros problemas de sonido con la voz de Marcos debido a la imposibilidad de la prueba de sonido, que no lograron eclipsar en absoluto sus perfectos matices desagarrados, se puede calificar al concierto de anoche como inmejorable. Porque está claro que para que el público se lo pase bien lo más importante es que los que están ahí arriba se lo pasen aún mejor; y así fue, no paraban de reír, correr, saltar, e incluso emocionarse con algún que otro tema, haciéndonos ver que el corazón y la piel habían sido los primeros en subirse al escenario. Porque para que la gente lo de todo, lo primero es recibirlo, y la entrega de un vocalista que cada vez que le era posible se acercaba a la gente de primera fila para que rasgasen las cuerdas de su guitarra, dejaba ver cariño, cariño de verdad hacia los allí presentes. Porque si “la vida, el rock and roll y el sexo es actitud”, estos silenciosos la tienen, sin duda alguna.
Miriam
Soy una chica leonesa que ha tenido que irse a Valladolid para cumplir su sueño, hacer periodismo. A pesar se ser este mi primer año de carrera, tengo el orgullo de ser colaboradora de Ruta 42. Por lo demás no hay mucho que contar, toco la guitarra, me gusta el rock y devoro todo tipo de literatura, especialmente la poesía.
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