Revista Diario
Washington, 23 jun (PL) El anuncio del presidente Barack Obama acerca de la retirada de las tropas de Estados Unidos de Afganistán fue un calmante para la opinión pública, cansada de una costosa guerra extendida por 10 años. Obama escogió el horario de máxima audiencia para expresar el "es hora de volver a casa" que encierra el repliegue de unos 10 mil soldados en esta primera etapa, a iniciarse en julio.
En lo sucesivo continuaría el repliegue hasta alcanzar la cifra de 33 mil en septiembre de 2012, tres meses antes de las presidenciales en las que el jefe de Estado aspira reelegirse.
El movimiento de fichas está en correspondencia con una promesa que hizo Obama cuando, apenas arribó a la Oficina Oval enero de 2009, decidió el incremento de 33 mil efectivos para aplacar el supuesto empuje del talibán.
En aquel momento dijo que esos militares saldrían del país centroasiático cuando las condiciones así lo indicaran y ciertamente aunque la situación no ha mejorado, la medida apacigua los ánimos de los votantes.
Los sondeos le indican que el pueblo estadounidense le reclama terminar el conflicto y que se ocupe más de los problemas internos, en particular la economía.
Según una encuesta de la cadena televisiva CBS, 51 por ciento de los norteamericanos no cree que su país deba seguir en Afganistán, invadido poco después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Sin embargo, pese a que "es hora de volver a casa", en Afganistán quedarán más de 68 mil soldados y otro personal militar del que no se habla, ni se sabe qué pasará con ellos, aunque existe un acuerdo con Kabul que en 2014 las fuerzas extranjeras deben irse.
El Presidente consideró en su discurso que ahora Al Qaeda está debilitada, tras la ejecución en Pakistán de Osama bin Laden el 2 de mayo y "no vamos a pretender hacer de Afganistán un país perfecto".
Esa tónica le dio margen a Obama para plantear que el interés ahora es intentar resolver el conflicto civil afgano mediante negociaciones políticas.
Anoche el mandatario trató de cerrar, por ahora, la página sobre la contienda bélica en suelo afgano, continuidad de un periodo de guerras iniciado por George W. Bush en las que Estados Unidos se ha desgastado en los últimos años.
Irak, Afganistán y Libia son las actuales guerras de la Casa Blanca. Solo el conflicto afgano ha causado más de mil 600 muertos entre los militares del Pentágono y cuesta al contribuyente norteamericano alrededor de dos mil millones de dólares a la semana.
El anuncio de repliegue no satisface en su totalidad las pretensiones del general David Petraeus, comandante de la fuerzas de la OTAN en la nación asiática.
Petraeus, es partidario de mantener sus fuerzas casi íntegras durante un año más, pero el plan del mandatario deja efectivos suficientes para continuar operaciones en lo adelante.
Mas como ya es costumbre, Obama trató de conciliar a todos los bandos dentro de su Gobierno: los que piden irse rápido y los que pretenden quedarse más tiempo. Una solución salomónica a tomar en cuenta cuando se aproxima un año electoral.