En Semana Santa no pueden faltar las Torrijas, seguro que cada uno de vosotros en su casa las ha probado ya.
Siempre digo lo mismo, pero no deja de extrañarme que existan determinadas recetas que sólo se preparen una vez al año. Y no es por su dificultad desde luego, simplemente porque es tradición sólo en estas fechas y nadie se acuerda de ellas en otro momento, aunque están riquísimas.
La receta tradicional de torrija ya la he puesto en otras ocasiones, así que hoy, con motivo del Día de la Torrija, que Contxy, de Gastroandalusí, promovió con toda su ilusión, os enseño la receta de lo que en mi pueblo de conocen como Obispos, unas torrijas de vino.
Una manera diferente de comerlas y otro postre tradicional que guardarnos en el recetario para la eternidad.
Pues bien, vamos, que los Obispos vienen a celebrar ¡¡Día de la Torrija!!
Ingredientes (para unas 4 personas):
- Una barra de pan del día anterior (o pan especial para torrijas)
- 250 ml de vino tinto
- 2 huevos
- 3 cucharadas de azúcar
- Aceite de oliva
- Miel para servir.
Elaboración:
Cortamos la barra de pan en rodajas gruesas, de dos dedos más o menos.
Ponemos en un cazo a calentar el vino tinto junto con 2 cucharadas abundantes de azúcar.
Dejamos que empiece a hervir y lo retiramos del fuego enseguida. Reposar unos minutos para que se temple.
Mientras tanto batimos los dos huevos en un bol y reservamos.
Preparamos una sartén con abundante aceite de oliva y la ponemos a fuego medio a calentar.
Vamos empapando las rebanadas de pan en el vino endulzado, con cuidado, de una en una y en cuanto empapen las rebozamos en el huevo y las ponemos a freír en la sartén.
Al empaparlas en vino se vuelven más delicadas y hay que hacerlo rápido para que mantengan su forma sin romperse.
Cuando están doradas por ambos lados las retiramos a un plato con papel de cocina para quitar el exceso de aceite.
Cuando estén todas fritas, las colocamos en una fuente de servir y si se desea se puede agregar miel por encima.
Es muy curioso ver cómo son de moradas, de ahí también su nombre, por el color de las sotanas de los obispos, aunque alguno ya haya pensado que era por el vinito…
Es otra manera de preparar torrijas que merece la pena probar.
Aunque os parezca que va a saber mucho a vino luego queda muy disipado y el punto es característico.
Espero que os guste.
Dime que es Viernes: gastroblog.