Obleas de chocolate estilo huesitos. Hoy traemos aquí una delicia que a más de uno nos viene acompañando ya desde hace tropecientos años.
Y no hablo de los huesos de santo….no, sino de esos pastelitos de galleta y chocolate que uno recuerda desde hace años y años.
Bueno, pues vamos a ver como podemos hacerlos en casa.
Son muy fáciles de hacer, y si tenéis niños en casa, os pueden ayudar, haciéndolo todo más alegre.
INGREDIENTES:
- 50 gr. de avellanas
- 50 gr. de azúcar glass
- 175 gr. de chocolate con leche
- 20 obleas de helado de corte
COBERTURA:
- 300 gr. de chocolate con leche
Información nutricional por cada pastelito:
- Calorías: 189
- Proteínas: 3,2gr.
- Hidratos: 20,9 gr.
- Grasas: 10,2 gr.
Raciones: 16
Método de preparación: Merienda
Tiempo de preparación: 60 min.
Vamos a empezar por echar en un vaso de picadora unos 50 gr. de avellanas.
Añadimos otros 50 gr. de azúcar glass.
Picamos todo bien hasta que nos quede un polvo fino.
Derretimos al baño maría unos 175 gr. de chocolate con leche. También podría hacerse en el microondas, pero a mí me gusta más así, pues controlas mejor el proceso.
Lo vamos derritiendo bien, con el fuego a media potencia. No debe burbujear el agua del fondo y, a ser posible, no tocar el bol de cristal en donde está el chocolate, pues este se podría quemar, de ahí que prefiera este método y no el del microondas.
Vamos a añadir las avellanas picadas junto con el azúcar glass. Lo haremos a través de un colador de malla fina metálica o lo que tengamos a mano, para tamizar la mezcla.
De esa forma evitaremos que se nos cuelen trozos que nos quedaron sin picar en la picadora, quedándonos así, la crema más suave.
Una vez que tengamos bien mezclado el chocolate fundido con el polvo de avellanas y azúcar glass, lo vamos extendiendo sobre unas obleas de las de los helados de corte.
Extendemos bien la crema. Nos debe quedar una capa fina.
Colocamos otra oblea encima, presionamos un poco y volvemos a cubrirla de más crema.
Seguiremos sobreponiendo más obleas, hasta 5, y, finalmente, cubrimos la última de otra capa de crema.
Yo empleé un paquete que traía 20 obleas. De esa forma tendré para unos 4 “Sandwiches”. Los llevaremos a la nevera para que se endurezca la crema de chocolate.
Una vez esté el chocolate endurecido, tras una media hora o así, procedemos a cortarlo en tiras. Para ello hay que usar un cuchillo muy afilado, para no romperlas, o bien un cutter, como el que uso yo, y que da unos cortes muy finos.
Nos quedan los trozos cortados. Estas obleas que yo empleé eran de talla grande. No eran las cuadradas, sino unas que hay que son rectangulares. De esa forma, bien cortamos a lo largo, o bien a lo ancho. Yo prefiero de esta última forma. Te salen unos trozos más pequeños, pero es que estos huesitos son más “contundentes” que los de la tienda, y con menos cantidad ya llenan.
Ahora viene el paso de la cobertura final de chocolate. Tenemos dos opciones. Todo depende de si nos gusta chuparnos los dedos después de comer el pastelito o si preferimos no manchar nada. Si somos de los que nos gusta chupar los dedos, bastará con derretir 300 gr. de chocolate junto con unas 4 cucharadas de aceite de girasol u otra grasa cualquiera, como mantequilla o nata. Bañamos en esa crema los pastelitos y dejamos enfriar en la nevera. De esa forma, cuando los vayamos a comer, al poco de tenerlo en los dedos y darles calor, se nos derretirán, quedándonos los dedos mojados en chocolate y listos para chupar. Aquí voy emplear la otra forma la de que no se nos mojen los dedos.
Esta forma es válida para cualquier pastelito, bombón, donuts, o ferrero rocher que hagamos en casa y que queramos que se puedan coger sin manchar los dedos de chocolate. Para ello necesitamos templar el chocolate. Echamos la mitad del total del chocolate que tengamos pensado usar en un bol al baño maría. En mi caso, como voy a derretir 300 gr., echo primeramente solo 150.
Lo derretimos bien y cuando ya esté todo líquido, lo sacamos del fuego y lo ponemos en una mesa de mármol o lo que tengamos. El proceso de templado consiste en que un chocolate que estaba caliente, le bajemos rápidamente su temperatura y luego subirla otra vez. Para hacerlo “profesionalmente” había que controlar mucho las temperaturas, pues esta varía dependiendo de si el chocolate es blanco, con leche o puro. Pero para no ser muy tikis-mikis, lo vamos a hacer un poco “a ojo”, en la certeza de que nos quedará bien y podremos coger nuestros pastelitos, sin problemas de manchar los dedos.
Cuando saquemos el chocolate derretido del fuego, añadimos la otra mitad, los otros 150 gr, y mezclamos bien, hasta que se incorporen al resto, derritiéndose también. Esto hará que baje la temperatura final del conjunto del chocolate derretido.
Nos quedará bien incorporado todo.
La mezcla la volvemos al fuego medio otra vez. Por dos motivos. Porque es necesario para el proceso de templado, y porque si no la volvemos a calentar un poco, estará demasiado espeso y se nos consumirá todo en unos pocos pastelitos. Echamos nuestro primer huesito en la crema de chocolate derretido y templado.
Lo empapamos bien de chocolate por todas sus partes. Para sacarlo podemos emplear un tenedor, por ejemplo, pero, al tener los dientes muy juntos no va a escurrir bien el chocolate restante. Yo empleo un pincho de los de la carne doblado en L. Le damos unos golpecitos para que se caiga lo que sobra y ya está listo para sacar.
Los vamos depositando en una fuente con papel absorbente.
Así hasta que tengamos todos. Ahora podemos meterlos en la nevera si nos corre mucha prisa o dejarlos que se vayan secando poco a poco. En este último caso tardarían unas 2-3 horas.
Y ya está. Ya tenemos nuestros huesitos listos para acompañar un buen café, o para enriquecer la merienda de nuestros hijos. Buen provecho, internautas ;-)