Revista Cultura y Ocio

«Ojos de agua»: la Celestina de Charo López

Publicado el 23 abril 2015 por Juliobravo
«Ojos de agua»: la Celestina de Charo López
Tengo que hablaros de mi nuevo viaje a Londres («American Buffalo», «Matilda», «Women on the verge of a nervous breakdown» y «Cats») y del esperado montaje de «Antígona», con dirección de Miguel del Arco, pero quiero antes escribir sobre «Ojos de agua», un hermoso y evocador monólogo que Charo López interpreta en la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español.

Nace «Ojos de agua» de «La Celestina», una pieza capital en la historia del teatro español. Son la manera en que se refiera a sus lágrimas (no siempre son tristes) la alcahueta, personaje que revive en esta pieza, escrita por Álvaro Tato y dirigida por Yayo Cáceres, dos de los pilares de Ron Lalá. El dramaturgo imagina que Celestina sobrevivió al apuñalamiento y encontró refugio en un convento, donde ha escrito sus memorias (la obra de Fernando de Rojas). Al concluirlas, y dispuesta a dejar el lugar, les cuenta su historia a las monjas.

El aroma medieval perfuma este monólogo, sencilla pero maravillosamente ambientado que transita con desigual fortuna por lo poético y lo humorístico. Me pareció mucho más interesante su aliento lírico que sus escapadas jocosas, con algunos anacronismos no siempre acertados, para mi juicio. Tato enhebra con la ayuda del texto de Rojas, sin embargo, una historia emotiva, y muestra a una Celestina franca, sincera, sabia, vencida -al mismo tiempo que convencida- y satisfecha con el camino que le ha tocado recorrer y el que espera emprender ahora.


Tanto el texto como la dirección del espectáculo buscan la comodidad de Charo López, una de esas actrices que exhibe con gallardía el título de «dama de nuestra escena», y que tiñe cualquier trabajo con su elegancia, independientemente del papel que le toque afrontar. El relato de su Celestina tiene nostalgia y felicidad, satisfacción y pena, descaro y melancolía... Y el público lo encuentra en su gesto, en su mirada fresca y hospitalaria en esa voz castaña y envolvente que siempre encuentra el acento justo para llegar al oído de los espectadores.   

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