1.- Su director, Barz Luhrmann, se suma al apogeo de la época que narra -los años previos al crack del 29-: el montaje y el retoque digital de toda la cinta son grandes delirios de grandeza mezclados con un colocón de dinero, drogas y amor de éxtasis.
2.- El vestuario y los escenarios están cuidados hasta el extremo: la ambientación no puede evitar convencer.
3.- Leonardo DiCaprio.
4.- La novela homónima en la que está basada la película, escrita por Scott Fitzgerald, vendió más ejemplares la semana anterior al estreno de la película que en toda su trayectoria. Y eso que es la lectura norteamericana de los excesos y la decadencia por autonomasia.
5.- No alaba a la patria estadounidense, sino que asume y destaca los defectos de su sociedad en ese momento.
6.- La banda sonora mezcla a todos los cantantes de moda actuales (Beyoncé, Lana del Rey, Jay-Z, Fergie, will.i.am, Kanye West) y, sin sacarlos de sus estilos, los encaja en el contexto de los años 20 sin cortarse. Así el resultado es esa rara mezcla de épocas, clásicos y personajes que caracterizan a Luhrmann, lo que ya dejó claro en Romeo + Julieta.
7.- Bailar pasos de foxtrot y charleston a ritmo de música house es algo bastante original, y difícil.
8.- El tema Crazy in love en la version de Kid Koala, interpretado por Emeli Sandé y The Bryan Ferry Orchestra.
9.- Leonardo DiCaprio.
10.- Es una fiesta continua, con un gran anfitrión, secuencias inesperadas y un resultado sorpredente que derrocha mareo, avaricia y pretenciosidad. “Adoro las fiestas grandes. En las pequeñas no hay privacidad.”
*10+1.- El papel de Carey Mulligan lo habría bordado Kate Winslet. Eso es así.
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