Ordesa, Circo de Cotatuero y Faja de Canarellos

Las rutas senderistas son adictivas, lo tengo comprobado. Cuando el primer día de nuestra escapada volvimos a recorrer la ruta Clásica de Ordesa hacia la Cola de Caballo, excursión que ya hicimos hace unos años, nos pareció fácil. Sí, ya lo sé, fácil es, pero la recordábamos más contundente.

Incluso hizo que me arrepintiera de no haberla realizado por la Faja de los Cazadores, algo más complicada. Así que cuando hicimos la excursión de los Miradores de Ordesa en 4x4, y tras hablar con el guía, decidimos dejar para el último día de nuestra estancia en Ordesa la ruta que va hacia la Cascada y Circo de Cotatuero, Faja de Canarellos y por el Bosque de Hayas se reincorpora a la ruta clásica de Ordesa, entre las Gradas de Soaso y las Cascadas de la Cueva y del Estrecho.

Curiosamente esta ruta circular de unos 12 kilómetros y entre 4-5 horas de duración está clasificada como fácil y recomendable para ir familias y con niños. Después de haberla realizado y visto el estado en que se encuentran algunos tramos, desaconsejaría hacerla con niños a no ser que estén acostumbrados a la montaña y no tengan momentos de desfallecimiento.

Nos comentaron que solo había una zona donde el sendero se estrechaba y había una caída pero que a modo de quitamiedos una cuerda en la roca permitía pasar. Este tramo no lo vimos en ningún momento y no hay lugar donde equivocar el camino en esta ruta, ya que otras alternativas son inviables. Sin embargo, en su lugar si que vimos alguna zona donde se había producido desprendimientos. De hecho, en el primer desprendimiento que nos encontramos el estrecho sendero había quedado sepultado, había que cruzar por encima de las rocas desprendidas y por si no había suficiente complicación todavía oíamos como caían algunas piedras.

Tentados estuvimos de volver por donde habíamos venido pero, a no ser que resulte imposible, me gusta acabar lo que empiezo. ¿Y si éste era el único inconveniente en el camino y todo se tornaba más fácil tras atravesarlo?

Despacio, sin hacer ruido y viendo donde poníamos los pies, atravesamos el primer desprendimiento. Y digo el primero, por que luego lo sucedieron al menos un par más.

Pero bueno, vamos a comenzar la ruta por el principio.

Como el primer día, aparcamos en la Pradera de Ordesa y caminamos por la amplia pista hasta la altura de la imagen de la Virgen del Pilar. Allí cogimos la senda que asciende a su izquierda y que está indicada como la Cascada de Cotatuero.

Nos adentramos en la frondosidad de un bosque de abetos donde la luz pasa con dificultad. Troncos en el suelo, piedras húmedas cubiertas de una moqueta de verde musgo y hongos que aparecen por cualquier parte. El sendero no deja de ascender y es una mezcla de rocas, piedras resbaladizas, cantos rodados, raíces y las deslizantes hojas de abetos y pinos. No es difícil pero hay que prestar atención a donde ponemos los pies, una simple torcedura nos puede fastidiar la escapada.

Es precioso, parece un bosque encantado y ya os podéis imaginar la de veces que me detengo a captarlo, a llevármelo en mis instantáneas.

Calculo que una hora de ascenso después y tras atravesar algún pequeño río, vemos una cabaña de troncos y las indicaciones que en una dirección llevan a la Faja Racún y de las Flores, y por la otra a la Faja de Canarellos.

Nos desviamos por ésta última y para ello cruzamos un pequeño puente desde donde se contempla la Cascada de Cotatuero y que nos permite cruzar el barranco.

En este punto pensábamos que habíamos terminado de ascender, pero no podíamos estar más equivocados. Continuamos subiendo de manera que parece que vayamos a alcanzar la cascada aunque de repente el sendero cambia de dirección y comenzamos a atravesar la Faja de Canarellos.

Aquí la zona es más despejada, los árboles no nos impiden ver las vistas que son espectaculares y es por aquí donde nos encontramos con los desprendimientos de los que os hablaba.

Seguimos la senda que no tiene pérdida para introducirse la faja por una zona espesa de árboles, siempre pegados a las paredes del Fraucata. El sendero es estrecho, tenemos que caminar uno detrás de otro y son muchas las zonas donde se ve el abismo o la pendiente, por ello lo de no aconsejarlo para niños.

En un momento de la ruta vemos el río abajo y parte de la Cascada de Arripas pero todavía nos queda un buen tramo hasta alcanzar el Bosque de Hayas que transcurre a veces con zonas de descenso y otras de ascenso, parece que no vamos a llegar abajo fácilmente.

En el momento en que nos introducimos en el hayedo es cuando comienza a descender notablemente la senda en busca de la pista que lleva a la Cola de Caballo. Comenzamos a oir voces de los excursionistas que hacen la ruta clásica y es entonces cuando nos damos cuenta que hemos hecho la excursión solos, no nos hemos cruzado con nadie, ni nadie nos ha adelantado. ¡Qué diferencia con la otra ruta!

Retomamos la pista entre las Gradas de Soaso y las Cascadas de la Cueva y del Estrecho, pasamos por un abrigo de troncos en una zona preciosa del hayedo y volvemos a visitar las cascadas para finalmente llegar, casi paseando, a la Pradera de Ordesa.

Satisfechos de haber realizado esta excursión, sin lugar a dudas algo más excitante que la que hicimos el primer día, aunque en cuestiones de belleza cada ruta es inigualable y tiene la suya, cogemos el coche y nos vamos hacia Torla, es tarde y si nos detenemos más no nos recibirán en ningún restaurante, y hoy nos lo hemos ganado de verdad.

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• Nos alojamos en Torla, la última población antes de llegar al Parque Nacional de Ordesa, y repetimos alojamiento, el Hotel Abetos, en las afueras de la población. A menudo en mis crónicas viajeras os hablo de las ventajas de algunas cadenas hoteleras, y que aquí en Ordesa también las hay, sin embargo, en esta ocasión he vuelto al hotel en el que me alojé la primera vez. Es el hotel más reciente de Torla, las habitaciones son amplias y cómodas, con unas vistas envidiables, una construcción con mucho encanto y un servicio al cliente de lo más amable, siempre dispuestos a hacerte lo más agradable la estancia. Dispone de aparcamiento y, aunque está en las afueras de Torla, en 5 minutos podemos acercarnos paseando. Repetiré de nuevo cuando vuelva a Ordesa.
• Restaurante El Duende: La mejor opción de restauración en Torla. Ofrecen un menú diario tanto a mediodía como para la cena con muchas opciones tanto para los primeros como para los segundos o postres. Además, tienen algún otro menú especial y una carta con sugerencias. El local es muy agradable.
• Restaurante Turieto: es el restaurante del Hotel Silken Ordesa y ofrece cada día un menú con un gran número de primeros y segundos platos a muy buena relación calidad/precio. Dispone de una amplia carta y un servicio correcto. El local es amplio, con ventanales hacia Mondarruego, aunque la estética del mismo no ha sido renovada.
• Ordesa Taxi 4x4: Excursiones en 4x4 por todo el Parque Nacional de Ordesa, imprescindible realizar la ruta por los Miradores de Ordesa.

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