En 2077, Jack Harper, un técnico especializado en la reparación de drones en el ya evacuado planeta Tierra encuentra a una desconocida en una nave derribada. Este descubrimiento abre las puertas a una realidad que Jack nunca se había planteado. Sobre él cae la responsabilidad de salvar a la raza humana, en peligro de desaparecer. Una trama algo simple y previsible que no cuenta con entresijos ni complicaciones conforma un resultado argumental que adopta como base la supervivencia humana a través de Jack Harper, interpretado por un correcto Tom Cruise que se adapta a las facetas de su personaje. En el reparto, Cruise está acompañado por un discreto Morgan Freeman, por Nikolaj Coster-Waldau (Juego de Tronos), por Melissa Leo (ganadora del Oscar por mejor actriz de reparto en The Fighter), por Olga Kurylenko (To the wonder, Quantum of Solace) y por Andrea Riseborough, actriz con buena proyección.
Dirigida por Joseph Kosinski (TRON: Legacy), autor de la historia original como novela gráfica, este filme está grabado con la nueva cámara CineAlta F65, con salida 4K, que supone un salto en la calidad y en la nitidez respecto a las convencionales. Gracias a esta cámara de gran resolución, muchas tomas de la película envuelven una belleza y una espectacularidad notoria, haciendo que la dirección de fotografía por parte del ganador del Oscar por Life of pi, Claudio Miranda, se coloque como un aspecto muy interesante. Especialmente geniales aquella en las que hasta los poros de Tom Cruise van entrando y saliendo de un precioso desenfoque selectivo.
El actor estadounidense completa una interpretación llena de escenas futuristas. Para situarse en el futuro, se convierten imprescindibles unos tonos grises en el vestuario y unos fantásticos escenarios que sitúan al espectador en una Tierra irreconocible y devastada. A ello se le suman la gran cantidad de espectaculares paisajes, en su mayoría rodados en Islandia, en donde destaca la cascada de Gullfoss, lugar al que sólo se accede en helicóptero. También llama la atención la casa donde vive Jack, el protagonista, que cuenta con un diseño funcional y moderno.
Mención aparte merecen los efectos visuales: en grandes producciones como esta, la postproducción se convierte en un factor clave para dar credibilidad y sentido visual a los atractivos encantos que se visualizan en la gran pantalla. Oblivion sumerge al espectador en un ambiente llamativo y con gran encanto visual, pero aunque pretende contar con una profundidad argumental, su llano guión no consigue atraparlo y seducirlo. Vale lo técnico, sin embargo la historia pide más.