Crónicas de Vestuario. –“Paco, el hombre sensato”Algunos momentos de nuestras vidas, no necesariamente los más importantes o trascendentales, se clavan a fuego en nuestras memorias para no abandonarnos jamás. Nunca olvidaré aquella mañana, en el patio del colegio San Pedro de Los Arcos de Oviedo –donde la princesa Letizia Ortiz diera sus primeras clases en párvulos, antes que en el colegio La Gesta, como erróneamente se suele atribuir en su biografía- en la que los de 2º de E.G.B. nos enfrentamos a los de 3º en el primer partido del torneo que se celebraba entre los diferentes cursos que daban clase en el colegio público ovetense situado en la falda del monte Naranco. Abrimos el marcador, pero luego aquel equipo remontó hasta endosarnos un tremendo 8-2, inicio de una trayectoria que les llevó a vencer a todos los equipos de la primera etapa –hasta 5º de E.G.B.- aquel año. Aquellos chavales, Jote Riera, Javier Cimentada, Paco Fernández, se federarían pocos meses después para deleitar con su juego en, por ejemplo, el Real Oviedo alevín. Años más tarde, aquel chaval, serio y responsable, lograría debutar con el primer equipo en 2ª División, a la edad de diecisiete años, en una de las tardes de gloria más sonadas del conjunto azul: el 8 a 0 al Lorca en la temporada 1984-85. Ese día, además, anotó uno de los goles.Tardaría unos años en regresar al primer equipo, el tiempo suficiente para vivir la etapa más gloriosa del conjunto azul y destacar a las órdenes de Jabo Irureta, con su abnegada labor por el carril izquierdo. Partícipe en los dos onces que jugaron la inolvidable eliminatoria contra el Génova, Paco destacaba por su honradez y entrega al servicio del conjunto, siempre dispuesto al sacrificio y la generosidad hacia unos colores que sintió desde pequeño. Luego llegarían el Logroñés, Badajoz, Pontevedra, Gimnástica de Torrelavega, Caudal y Lealtad, en los que dejó su huella de entrega sin reservas, de compromiso (como capitán le tocó vivir graves situaciones de impagos en el Pontevedra) y de responsabilidad. Retirado joven, a los 34 años, comenzó una nueva etapa como entrenador que compaginó con su labor de docente. Dirigió al División de Honor juvenil del Real Oviedo en tiempos de zozobra para la entidad. De ahí al Berrón, al que llevó a las cotas más altas de su historia, en 3º División, codeándose en la zona alta con los grandes. Le seguirían Lealtad, Langreo, Real Avilés y Caudal. En este equipo cuajaría, en la pasada campaña, una temporada de ensueño, llevando a uno de los conjuntos con menor presupuesto de la categoría hasta las puertas del ascenso a 2ª División. Y ahora, en un Rácing de Santander en pleno caos institucional, ha conseguido situarlo en los cuartos de final de la Copa del Rey. El único conjunto de la semiprofesional Segunda B, envuelto en una terrible crisis que sonará muy cercana aún a los oviedistas por muchas de sus similitudes, accede a la élite tras eliminar a dos Primeras: Sevilla y Almería, a quienes, además, superó en sus estadios con claridad.Metódico, concienzudo, detallista, la impresión que ofrece Paco Fernández es la de la templanza. Una serenidad muy alejada de la inmediatez del fútbol profesional, siempre sumido en la vorágine del día a día, pendiente de los resultados a más corto plazo. Sabe manejar bien los grupos humanos que tiene a sus órdenes: en el Caudal dosificó los minutos de su plantilla, conocedor de la necesidad de distribuir los minutos y mantener la tensión entre todos los componentes de la plantilla. Un hombre que percibe esos vaivenes y que se mantiene como el gran capitán de un navío en plena tormenta, ajeno a los oleajes, llevando el timón con pulso firme, pendiente sólo del destino final, de llevar a puerto su barco. Tras vencer brillantemente al conjunto azul en la duodécima jornada en el Carlos Tartiere y preguntado acerca del recién conseguido liderato, el ovetense respondió: “Lo importante no es ser líder ahora, sino en la última jornada”. Valga esta frase como resumen de su carácter y de su gran personalidad e inteligencia.
MANOLO D. ABADPublicado en la edición papel del diario "El Comercio" el jueves 16 de enero de 2014