En las últimas semanas me he encontrado con numerosas personas que padecen fuertes síntomas de alergias estacionales. La mayoría de estas personas están convencidas de que todo es culpa del malvado polen que flota en el aire, de alguna planta o árbol en concreto que se encuentra en floración en estos momentos. De lo que no se dan cuenta es que, en la mayoría de los casos, las alergias al polen y a la hierba se deben a la sobrecarga de las barreras protectoras de nuestro sistema digestivo, pulmones y piel. El tracto gastrointestinal humano alberga la mayor parte de nuestro sistema inmunológico; aproximadamente entre un 70% y un 80% de nuestro sistema inmunológico reside en nuestro sistema digestivo. Ciertos factores como la alimentación, el estrés, el alcohol e infecciones, son capaces de causar y agravar la inflamación e irritación en la mucosa gastrointestinal.
Síndrome del intestino permeable
Cuando se padece una permeabilidad intestinal aumentada, partículas de alimentos sin digerir, patógenos, toxinas y otras substancias dañinas, son capaces de atravesar la barrera intestinal e introducirse en el torrente sanguíneo. Todas estas substancias se consideran invasores externos, y como resultado, el cuerpo avisa al sistema inmunológico para que responda y luche contra estos invasores. Cada vez que ingieres un alimento ofensivo, incluso uno que podemos considerar nutritivo, experimentarás una respuesta inmune.
Al principio, el sistema inmunológico desempeña su trabajo y rechaza a estos invasores. Pero tras una larga lucha sin cuartel, pronto veremos que éste se sobreestresa y se vuelve o bien sobreactivo (etapa inicial) o no-reactivo (algunas personas, por muy enfermas que estén, no lo parecen porque carecen de respuesta inmune). Una actividad excesiva del sistema inmune da lugar a que éste reaccione, de manera errática, a cualquier elemento con la que entre en contacto. Esto incluye el polen, ácaros, moho y demás alérgenos que siempre están en el aire. Como el sistema inmunológico se encuentra tan atareado defendiendo al cuerpo de su propio intestino permeable, no tiene ni el tiempo ni la capacidad para ocuparse adecuadamente de estos alérgenos. Las personas que padecen alergias estacionales están sintiendo los efectos de su propio cuerpo reaccionando a las partículas que se encuentran en el aire y con las que entran en contacto.
Está claro que para disfrutar de una buena salud, debemos restaurar y mantener un sistema digestivo saludable.
Pasos para restaurar la salud gastrointestinal
- Elimina toxinas y alimentos irritantes para el aparato digestivo: Comidas procesadas, carbohidratos y azúcares refinados, cereales, legumbres, aceites industriales, alcohol, café y lácteos pasteurizados. Medicamentos como los AINEs (antiinflamatorios no esteroideos), antibióticos, píldora anticonceptiva. Si tienes problemas autoinmunes: frutos secos y semillas, huevos y solanáceas como los tomates, berenjenas y pimientos.
- Incluye alimentos que ayudan a reparar el aparato digestivo: Caldo de huesos, gelatina, ácidos grasos omega 3 (pescado azul, grasa proveniente de animales que se alimentan con pastos), alimentos fermentados como kefir, yogur, chucrut, kimchi, kvass, kombucha, etc. y bebe suficiente agua para mantener una buena hidratación y prevenir el estreñimiento. Intenta añadir cúrcuma a tus comidas, por su efecto antiinflamatorio y su habilidad para mejorar la integridad intestinal.
- Trata cualquier patógeno intestinal que pueda estar presente: Las infecciones (H. Pylori, SIBO o sobrecrecimiento bacteriano intestinal, virus intestinales, parásitos, etc.) son factores que contribuyen a la permeabilidad intestinal.
- Añade suplementos y tónicos que ayudan en el proceso de digestión: Para estimular una buena digestión, unos 15 minutos antes de comer, tómate un trago de un tónico amargo formulado a base de raíces como la bardana, la genciana y el diente de león entre otras. Esto ayuda a aumentar la producción de ácido y jugos digestivos en el estómago. Los que más me gustan son los Organic Bitters de Urban Moonshine. Para mejorar la producción de ácido clorhídrico en el estómago (es posible que te sorprenda saber que la ERGE – enfermedad por reflujo gastroesofágico – suele ser el resultado de una hipoclorhidria y no del exceso de acidez), puede resultar útil un suplemento de Betaína HCL. Cuando nuestro nivel de acidez estomacal es bajo, somos incapaces de digerir nuestra comida correctamente. Ésta permanece en el estómago durante demasiado tiempo y produce gas. Este gas vuelve a subir por el esófago (entorno alcalino) y el entorno naturalmente más ácido del estómago produce esa sensación de quemazón en el esófago.
- Añade suplementos que ayudan a reparar las barreras gastrointestinales: Aceite de hígado de bacalao fermentado/aceite de mantequilla (Royal Blend) de Green Pasture, entre 5 – 6 gr al día del aminoácido L-glutamina, regaliz desglicirrizado (DGL) para promover la restauración de la mucosa gastrointestinal, té de olmo americano (slippery elm bark) que contiene componentes mucilaginosos reparadores del tracto digestivo. GI Encap de Thorne Research es un apoyo y reparador gastrointestinal que recomiendo encarecidamente; contiene DGL, extracto de raíz de malvavisco, corteza de olmo americano y aloe vera. Su contenido se puede sacar de la cápsula y tomar directamente.
- Cambios de estilo de vida: Este apartado lo pongo al final porque a menudo los puntos anteriores (modificación de la alimentación, suplementación, etc.) suponen cambios relativamente fáciles de llevar a cabo. Este último apartado es al que se le suele dar menor importancia, o bien resulta tanto más complicado que lo anterior, que no nos vemos capaces de emprender el camino. Pero en realidad es fundamental para nuestro bienestar digestivo y general, y por ello, si lo ignoramos, es posible que sólo nos quedemos en las puertas de nuestra mejoría.
Tenemos que aprender a manejar el estrés crónico. Algunas formas efectivas de hacerlo pueden ser hacer yoga o respiración abdominal, practicar la meditación o mindfulness, disfrutar de un hobby que te haga feliz como la pintura, el baile o la escritura, pasear en la naturaleza o practicar la gratitud. Conviene recordar que el estrés crónico no sólo se limita a lo que la mayoría de las personas asocian a esta palabra (obligaciones laborales, familiares, tráfico, etc.), sino que más bien es algo ubicuo que puede formar parte de nuestras vidas sin que siquiera nos demos cuenta. Podemos estresar nuestros cuerpos practicando demasiado ejercicio, comiendo mal, rodeándonos de productos tóxicos o viendo la televisión hasta altas horas, entre otras cosas.
A la hora de comer, hazlo en calma, con un estado mental relajado (el estrés suprime la capacidad del estómago para producir la cantidad de ácido clorhídrico necesaria para la correcta digestión de los alimentos), y mastica muy bien. Tómate un momento antes de dar el primer bocado, observa tu comida y respira profundamente. Piensa en lo que estás a punto de comer, qué sabor crees que tendrá y de qué manera te van a nutrir estos alimentos. Este momento de atención podría cambiar por completo tu experiencia digestiva. Procura no beber demasiado líquido en el período de una hora alrededor de las comidas para asegurar que tus jugos gástricos no se vean debilitados. Y, hagas lo que hagas, no comas delante de la televisión o del ordenador. Deja que el comer sea su propio evento.