Tanto el Partido Popular como el PSOE y resto de partidos corruptos deberían haber sido ilegalizados ya. Nuestro ordenamiento jurídico permite a los partidos la libertad de ideas, incluso que lleven en sus programas la secesión de parte del territorio nacional, lo que no permite la ley es que entre sus actividades haya lugar para la delincuencia, el terrorismo y la apología de ambas.
Así como se pide la ilegalización de algún partido abertzale por sus contactos y apología del terrorismo, lo cual me parece muy bien, también se debe pedir la ilegalización de aquellos partidos que entre sus cúpulas dirigentes tienen a toda una banda de delincuentes, desde el tesorero que cobra la mordida a las empresas a cambio de grandes contratos, hasta los que presuntamente reciben los sobres de esa mordida. El PSOE ya recibió una sentencia por financiación ilegal, eufemismo utilizado para evitar decir enriquecimiento personal de sus miembros, pero no fue ilegalizado. Cualquier organización que roba, estafa o simplemente delinque es automaticamente clausurada por la justicia. Vean los casos de Afinsa y Forum Filatélico, pero esto no ocurre con los partidos, al parecer inmunes ante la ley al igual que sus cúpulas.
La corrupción, como hemos comentado tantas veces, se produce por una llegada masiva de delincuentes a las instituciones con el objetivo de enriquecerse a costa del erario público. Esto se torna más trágico y vomitivo cuando en una época de crisis durisima a los ciudadanos se nos están imponiendo todo tipo de sacrificios para que el país pueda salir adelante, incluso salvando al vergonzante sistema financiero de las Cajas de Ahorro, saqueado por completo por los consejeros políticos y sindicalistas, cuando además de salvar a ese sistema podrido y saqueado por estos delincuentes se nos hace pagar con el desahucio nuestra ruina provocada por estos delincuentes y lo que es más triste, se llega al suicidio porque te dejan en la calle sin piedad ni misericordia alguna, niños y ancianos incluidos.
Un régimen así jamás se puede llamar democrático. Es una tiranía de las más crueles que haya tenido España, pues su disfraz democrático esconde a una banda organizada de delincuentes que saquean al contribuyente y lo vuelven a condenar por no tener bastante para seguir pagando la gran mordida al Estado corrupto. Es una guerra abierta contra el ciudadano indefenso con un psicópata como Ministro de Hacienda, cuya única obsesión es desplumar a todos los ciudadanos hasta matarlos de hambre.
España no necesita una regeneración, lo que necesita es una ruptura inmediata con éste régimen de corrupción que roba, mata y humilla a sus ciudadanos hasta condenarlos al más puro y absoluto sin sentido, produciendose una inversión moral que lleva a creer a los verdugos que son inocentes y a las victimas creerse culpables.
Carlos RH