Revista Cine

Palabra de Andréi Tarkovski

Publicado el 01 octubre 2025 por 39escalones
Palabra de Andréi Tarkovski

«Para aclarar mi propia postura frente a la actividad creadora, conviene estudiar un artista cinematográfico con el que me siento especialmente identificado: Luis Buñuel. En sus películas nos encontramos una y otra vez con la actitud del inconformista. La protesta apasionada, irreconciliable y sin concesiones de Buñuel se expresa sobre todo en la estructura emocional de sus películas, contagiosas precisamente en el nivel emocional. No es una protesta calculada, intelectual, pensada. Buñuel tiene suficiente sensibilidad artística como para no caer en un pathos meramente político, que en mi opinión tiene siempre algo de mentira, cuando en un obra de arte se expresa de modo inmediato. Aun así, la protesta política y social contenida en las películas de Buñuel bastaría para muchos directores de inferior valía.

Pero Buñuel está determinado sobre todo por una conciencia poética. Sabe que una estructura poética no necesita declaraciones de ningún tipo. Que la fuerza del arte está en otro lado, en su fuerza de convicción emocional, es decir en su viveza única, en aquello de lo que hablaba Gogol en la carta citada*.

La obra de Buñuel está profundamente anclada en la cultura española clásica. Es sencillamente impensable sin una referencia apasionada a Cervantes y a El Greco, Goya, Lorca y Picasso, Salvador Dalí y Arrabal. La obra de estos, llena de pasiones airadas y suaves, llena de tensión y protestas, surge tanto de un profundísimo amor a la tierra como también de un odio que les domina, odio a todo esquema enemigo de la vida, a un exprimir los cerebros frío y descorazonado. De su óptica destierran -ciegos de odio y de sospecha- todo lo que no tiene una referencia viva al hombre, lo que no tiene esa chispa divina y ese sufrir ya acostumbrado que durante siglos bebió aquella tierra española, salpicada de pedrisco, caliente hasta la ignición.

La fidelidad a su vocación, casi profética, hizo grandes a aquellos españoles. No es casualidad que se llegue a aquella actitud preñada de tensión, rebelde, en los pasajes de El Greco, al movimiento fervoroso de sus figuras, al dinamismo de sus exageradas proporciones y a un colorido apasionadamente frío, ajeno en realidad a su tiempo y más cercano a los admiradores de la pintura moderna, lo que llevó incluso a la leyenda del astigmatismo de este pintor, con lo que se podría explicar su tendencia a la deformación de las proporciones de los objetos y los espacios. Ahora bien, en mi opinión esa sería una explicación harto banal del fenómeno.

Goya se lanza a la lucha en solitario contra la cruel anemia de la soberanía real y se atreve a rebelarse contra la Inquisición. Sus terribles Caprichos son concreciones de las fuerzas oscuras que le arrojan del odio airado al miedo a la vida, de la sospecha envenenada a la quijotesca escaramuza contra la irracionalidad y el oscurantismo».

Andréi Tarkovski, Esculpir en el tiempo.

*En 1848, Gogol escribía a Shukovski (precursor del romanticismo literario ruso): «…el adoctrinamiento con la predicación no es lo mío. Además, el arte ya es un adoctrinar. Lo mío es hablar en imágenes vivas, no en juicios. Yo hago crear la vida como tal, no tengo que tratarla».


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