Revista Cultura y Ocio
(Al filo de los días). De las manos gentiles de Jesús Lladó y Pere Ruiz, sus demiurgos, ha llegado a mi buzón el último boletín del Club Palindromista Internacional (CPI), correspondiente al tercer trimestre del año. Viene acompañado, además, del ejemplar impreso del número anterior que, debido a la peste, sólo se había distribuido en versión digital. Con su sencillez, pero también con su osadía, son dos ejemplares repletos de juegos muy ingeniosos y de propuestas lúdicas capaces de llenar horas intensas. También de curiosas y estimulantes reflexiones. Ha sido un placer colaborar en sus páginas. El pasado sábado 4, por cierto, y como rito de paso del EJE del año, se celebró durante 24 horas, o algo más, y con participantes de varios países de Europa y América, un concurrido maratón ludoverbal que se saldó con una espectacular cosecha de muestras de creatividad, arte y juego. Hubo, además, varias ponencias, presentaciones de obras, entrevistas y otras actividades que convirtieron la jornada en un hito importante en la historia de la asociación. Fue muy destacada la intervención del profesor David Loyo sobre el muy desconocido mundo de la palindromía en las lenguas de signos para sordos. Y también resultó todo un éxito la presentación del libro Abere ba, un bestiario o animalario de palíndromos en euskera, obra de Itziar Aranburu y Jon Ander Garcia. Publicado por Pamiela, está ilustrado con muy hermosos y ocurrentes dibujos, como el de las “aes” metamorfoseadas en sendas zorras enfrentadas que ha servido para ilustrar la cubierta del último boletín del CPI. Otras actividades fueron la presentación de Palindremia, antología de creaciones bifrontes de Roberto Sánchez, o una interesante entrevista con el polígrafo y palindromista mexicano Gilberto Prado Galán. Hubo asimismo un certamen de improvisación de reversibles en torno al coronavirus, que dio lugar a piezas muy notables; homenajes a grandes nombres del género, como los maestros Filloy, Nafarrate o Lancini; una muy emotiva evocación de L. E. Aute, gran y animoso animal verbívoro, y muchas más intervenciones, sin olvidar las habituales correrías salaces, las mil bromas de triples o cuádruples sentidos y otras barrabasadas. Si notan que, desde ese día, el planeta orbita más ligero, no le den más vueltas: es gracias a estas gentes que ponen en el centro del lenguaje las secuencias mágicas capaces de hacerlo ir y volver con más soltura y, sobre todo, con mucho mejor humor. Ajá.