Una receta sencilla para elaborar un delicioso pan sin prisa y sin complicaciones, que además nos lleva a otros tiempos pasados, ayudado a su vez por el aroma de la harina de espelta.
Por: Capitán Rábano.
Sí, sigue haciendo calor, pero lo cierto es que apetece volver a encender el horno y hacer pan. Hoy vamos con una receta sencilla que parte de otra que ya hemos visto aquí, el pan sin amasado, en la que vamos a sustituir una parte de la harina panificable por harina de espelta y vamos a dejar que leve dentro de una cazuela o cocotte. Podéis impregnar el interior de la cazuela con aceite, yo no lo he hecho, pero no pasa nada por hacerlo y puede que ayude a alcanzar volumen.
Al utilizar harina de espelta (blanca, no integral), no consigues un alveolado tan grande como si usas solo harina de trigo, por sus propiedades, es más difícil alcanzar volumen con espelta, por eso no lo hago 100 % espelta.
Por otra parte, hay gente a la que le gusta mucho el olor y el sabor de los panes de espelta, la verdad es que yo lo noto cuando se trata de harina integral, pero cuando utilizo harina blanca no noto mucha diferencia, la verdad.
Bueno, vamos al lío:
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