Desde hace 2 días venimos percibiendo el apático y extraño comportamiento de nuestro gato Panchito (en la imagen yace a la derecha de Rafael ).
Si su carácter normalmente solía ser juguetón y un poco mimoso, sobre todo conmigo, el macho alfa, cuando, mientras permanece estático como un jarrón chino observando su vacío plato de comida, me mira, con esos ojitos azules, suplicante e invitándome a rellenar su recipiente, de unos días a acá parece que está enfadado con el mundo.
Ya no juega con Pinchuco, el pinscher enano que forma parte de nuestro batallón de mascotas,
y que siempre está haciéndole rabiar dándole pequeños mordisco en el pelo en cualquier parte de su cuerpo.
Ni come, ni bebe agua y se pasa todo el día tumbado, quejoso mientras se lame los genitales. Al aproximarme para observar mejor he logrado ver su pene, como si de una bengala de socorro se tratara, de color rojo intenso y apuntando hacia fuera como un resorte
Enseguida me empecé a preocupar, y cuando recordé el sufrimiento de mi otro gato Rafael, que al final tuvo que ser operado de urgencia, sin pensarlo 2 veces me he acercado hasta la clínica veterinaria para comprar comida, ya se había casi acabado, y de paso consultarlo con el doctor.
Las conclusiones son lo que importa:
1º- La comida barata que le estoy dando al gato le está haciendo mal, al igual que esos regalitos que nos roba con nuestro consentimiento. Opté por comprar la marca recomendada por el doctor, cuyo precio es exactamente el doble.
2º- El medicamento que le estoy dando, 1/2 comprimido cada 12 horas, es el oportuno para la dolencia. Se trata de un cloridrato de ciprofloxacino genérico que me recomendó la farmacéutica del barrio cuando fui a comprar el de marca que me recetó el veterinario para Rafael.
3º- Afortunadamente los perros no son tan sensibles como los gatos y puedo seguir dándole la marca de comida barata que me prohibió para el gato.
Además de la medicación, le obligamos, mediante una jeringuilla, a tomar un par de dosis de la infusión de Quebra Pedra, por recomendación del veterinario, comprada en una herboristería.
Así que a partir de ahora se acabaron los banquetes a sabiendas o los robos consentidos.
Una alimentación equilibrada es fundamental en cualquier animal, sea de 2 piernas o de 4 patas.
Ah, mi esposa acaba de decidir, sabiamente, que si después de 3 días de administrarle esta medicación, el gato no mejora, tendremos que llevarlo al veterinario.
Como siempre, yo he dicho la última palabra: "si cariño".
¡Salud y Suerte!