En los tiempos dorados del fantástico nacional, pocas veces brillante y casi siempre casposo, surgía esta coproducción hispano-británica de 1972. En ella participaron las dos grandes figuras de una Hammer en franca decadencia, Peter Cushing y Christopher Lee, que aportaban distinción y reclamo comercial. Lo que salió de tal envite fue una notoria cinta de horror rebosante de encanto y con las mejores intenciones de ofrecer un espectáculo digno en todos los aspectos. Y a buen seguro logró ese objetivo que, obviando todas sus imperfecciones de guion o efectos especiales, dejó para un género tan denostado un poso de positividad y honorabilidad que merece ser valorado y reconocido.
Puntuación @tomgut65: 5/10