No me respondas. Sé que sí. Por encima de todas las cosas, el lenguaje nació para ser hablado y, encima, de forma innata. Lo aprendes desde pequeñito, sin darte cuenta, sin que nadie “te enseñe” como si de una clase se tratase. Hablando.
Y precisamente por eso, tiene sentido que te moleste escribir el acento. Pues hablar y escribir son dos cosas bien diferentes.
Es por eso que, primero, vamos a distinguir bien qué es el acento y, luego, pasaremos a decir para qué sirve.
Acento y tilde
Pues bien. El acento es una característica de las lenguas que provoca que la pronunciación de algunas sílabas en algunas palabras se haga más fuerte que el resto.
Este fenómeno es una característica de la lengua hablada y es un fenómeno teóricamente abstracto. Es decir, no lo puedes ver. Por eso algunos lo llaman “acento prosódico” para hacer referencia a la lengua hablada.
Hay que diferenciarlo muy, muy bien de la tilde. Este es un rasgo del lenguaje escrito y nació cuando las lenguas comenzaron a escribirse. Su finalidad es enseñarnos en los textos escritos dónde recae el acento.
En español empleamos el reconocido símbolo (‘) y, por todo esto, algunos lo llaman también “acento ortográfico” en vez de tilde. Así denotan que está ligado a la lengua hablada.
(¿Quieres conocer más sobre la diferencia entre acento y tilde? Pasa por aquí.)
Gracias a los dos, podemos reconocer y advertir la pronunciación de todas las palabras que empleamos en la cadena hablada y distinguir, por ejemplo, qué palabras son llanas, cuáles son agudas y cuáles son esdrújulas y entonar y pronunciar bien el lenguaje tanto escrito como hablado.
(¿Aún no conoces la diferencia entre palabras agudas, llanas y esdrújulas? Pues entra aquí, anda.)
Función del acento
Pues bien. Una de las funciones ya la has adivinado. Pronunciar correctamente y, por supuesto, distinguir los tipos de palabras. Pero hay una más importante.
El acento tiene algo que se llama “caracterización fonológica”. ¿Y qué significa este palabro? Pues bien. En resumen: la posición del acento en español es capaz de distinguir una palabra de otra por sí solo. Así de simple y así de importante.
¿Cómo? ¿Qué no te lo crees? Pues mira. Gracias a la posición variable del acento, podemos distinguir las siguientes palabras que son idénticas:
PracTIco – PRÁCtico – PractiCÓ
Te identifico cada palabra:
Practico: 1ª persona del singular del presente de indicativo activo.
Práctico: adjetivo masculino singular.
Practicó: 3ª persona del singular del pretérito perfecto simple de indicativo activo.
¿Ves? Tres palabras distintas. Idénticas. Mismas vocales y consonantes. Se distinguen gracias a la posición del acento.
Por todo esto, repetimos, la función más importante del acento en español es su carácter fonológico, es decir, su capacidad para distinguir palabras. El acento en español tiene lo que se llama en Lingüística “capacidad distintiva”.
¿Quieres más? Pues pasa por aquí para seguir leyendo sobre el acento en español.
Si ya te las sabes, pasa por aquí para seguir repasando otras reglas ortográficas.
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