Revista Sociedad

Paradojas en las Problemáticas de Consumo de Sustancias en Sujetos Vulnerables.

Por Jose2gm68 @josemarianieto
San Juan : VIII Congreso Internacional sobre Abordaje de las Adicciones
Resumen Ponencia de las Lic. Adriana Morena y Lic. Gladys Blanco.
Paradojas en las Problemáticas de Consumo de Sustancias en Sujetos Vulnerables. Foto adiccionesxxi Lic. Gladys Blanco Lic. Adriana Morena
Los conceptos que utilizamos para definir , recortar, delinear un problema, seguramente sean solidarios con el marco teórico de análisis pero también con la ideología que lo sustenta. En el tema que nos ocupa, la pluralidad de discursos que lo atraviesan va desde lo jurídico, le médico, lo psicológico, lo psicoanalitico, lo sociológico, hasta lo moral, el saber popular y la lógica de mercado. La importancia de reconocer esto, nos permite discernir, desde dónde habla... quién habla.
Nuestra propuesta es iniciar un análisis de nuestra práctica, donde es necesario sostener la tensión de todos estos discursos en juego, lo cuál, nos permitirá no solo interrorgarnos, sino también construir un saber acerca de la misma. Pensando en las problemáticas de consumo de sustancias, podemos mencionar como agentes de intervención y de interacción, al modelo médico, al abordaje psicológico, al acompañamiento de los operadores socio terapéuticos, los ex adictos, las propuestas religiosas y también el psicoanálisis. En cada propuesta se convocan distintos aspectos del ser humano y desde allí es tratado. Algunas de estas propuestas tienen que ver con el abstencionismo, otras con la reducción del daño, o con la criminalización o bien, con lo reeducativo, así como también con la culpabilización y con tendencias moralizantes. este tipo de concepciones se caracterizan por pensar la problemática desde un lugar cerrado de saber, y donde se supone que algo hay que contraarrestar, reprimir, encerrar, recuperar o curar. Así como también hay alguien, que no es el "paciente", que sabe como hacer para estar bien, y, sobre todo, sabe cuál es el bien para todos por igual. Cuando esta multiplicidad de discursos y prácticas se encuentran en una sola institución, en un mismo equipo de trabajo, debemos hacer un esfuerzo para no comprender tan rápidamente, para no homologar términos, ni prácticas, ni discursos... ni pacientes. La posición, desde la cuál pensamos, nos interrogamos y nos ubicamos es desde el psicoanálisis y nuestra práctica que se dirige que se dirige hacia el advenimiento del sujeto. Esto implica una ética particular con consecuencias muy diferentes. Muchas veces escuchamos términos tales como: Adicto, consumidor, drógon, drogodependiente, vicioso, enfermo... dicho tanto por consultantes, como por familiares, así también, por agentes intervinientes en los tratamientos. Creemos que estos términos Funcionan como etiquetas que definen el SER, y la consecuencia clínica de ésto, es la coagulación del sentido, produciendo un efecto de aplastamiento del Sujeto. Sujeto, que desde el Psicoanálisis ha sido definido por la falta en SER, es decir, el sujeto nunca es, por lo cuál, tampoco habría que confundirlo con el Yo. Hay prácticas que se dirigen directamente al YO, e intentan, a veces con éxito, convencer, que comprenda con el intelecto lo pernicioso que es para sí y para el entorno el consumo... y lo abandone. Las consecuencias clínicas de estas intervenciones, suelen ser las contrarias a lo buscado, pues la decisión es de otro, y el sujeto no logra responsabilizarse de sus actos. Hablar de problemáticas de consumo o de consumos problemáticos nos ofrece la posibilidad de situar un escenario multideterminado, sin dar consistencia al ser, y sin ubicar el eje ene el objeto-droga. Así también se dirige a problematizar aquello que el mercado naturaliza. Situaremos algunos interrogantes y algunas paradojas ¿Consumos Problemáticos? o ¿problemáticas de consumo?, ¿ hay consumos no problemáticos? Y, ¿ no problemátizados? Los consumos problemáticos ¿Pueden pensarse como aquellos que comienzan a salirse de una medida?. Pero, ¿ como inscribir en las relaciones sociales determinadas por el capitalismo que un consumo sea o no problemático? Sí el slogan del shopping es: "Lo importante no es que venga... sino que vuelva", las problemáticas de consumo ¿son una paradoja del capitalismo?. Nos resulta llamativo que desde lo social se impulse a volver a consumir, pero en contrapartida, en lo referido al consumo de sustancias, en todas, en todas las propuestas que tienen que ver como meta el abstencionismo, se pulsa en sentido contrario. Sin contemplar que el compromiso al que se apela, implica ni más ni menos, que una renuncia a un goce pulsional. Pensar el uso problemático nos permite ponderar además¿Cuándo cuestionar el uso de sustancias, y como hacerlo? En tanto, el consumo no problematizado, está referido a la no posibilidad de la construcción de un síntoma, en sentido psicoanálitico. Cuando no se produce un conflicto en el yo y no se logra movilizar la ego sintonía para instalar una pregunta, una grieta que abra paso a alguna manifestación subjetiva y no adaptativa. Pues no buscamos reforzar al yo, ni reeducarlo, sino promover la interrogación del mismo, sobre sus actos y sus elecciones. Esto es posible si estamos a la escucha, a la espera del sujeto. Nos remitimos al yo, implica fundamentalmente, uan posición no solo teoríca sino ética, que se rige por sostener la abstinencia. Esta abstinencia ¿que implica? Suprimir nuestrtos ideales, prejuicios, nuestra propia moral, y ¿que nos permite? Abrir la escucha al sujeto del inconsciente, y dirigirnos a la asunción de la responsabilidad, sobre sus dichos y sus actos, sin decirle qué debe hacer. Cuando se imprimen los ideales de un Otro, queda un yo sobre adaptado y puede quedar al Sujeto expuesto al acting o pasaje al acto. Cuando el Yo se adapta, se acomoda al deseo del Otro. En el acting, expresa un llamado al Otro, lo convoca a su lugar, y en el pasaje al acto, busca sustraerse del Otro y salir de una escena insoportable. Estas tres salidas hablan de la peligrosidad de cualquier intervención indiscriminada, exponiendo al sujeto en el silencio, a un mayor sufrimiento, y a múltiples situaciones en las que en su vulnerabilidad puede estar en riesgo, tanto su vida como la de terceros. Queremos a través de un caso, abrir el dispositivo de la pregunta, para mencionar las paradojas de la práctica y su función....comencemos. Alejandro:  Es un adolescente de 17 años que me fue derivado por un O.S.T, quién lo estaba atendiendo hacia algunos meses en entrevistas individuales, con la referencia que no cumplía las pautas institucionales y que sus padres no venían, también lo había atendido un psicólogo del mismo equipo. Luego de 7 meses desde su ingreso a la institución todo estaba confuso. Alejandro se rebelaba a cualquier intento de encuadre que yo indicaba, se mostraba querellante, desafiante. Su madre se quejaba todo el tiempo de él, suspendían turnos, venía solo, la madre se excusaba con una interminable lista de y compromisos que frecuentemente se contradecían. Pronto enuncie la indicación de "acompañamiento permanente" pues el joven estaba en situación de gran vulnerabilidad, trabajando todo el día en la calle, sin ningún referente de confianza y con posibilidades de consumir. Sé molestó mucho por la indicación, sin embargo, yo creía que él seguía consumiendo y que era necesario un marco de regulación y cuidado de la familia. El refería no consumir hacia meses, pero su falta de adhesión al tratamiento, y su comportamiento un tanto errático me generaba cierta inquietud, la resistencia frente a la pauta del encuadre fue tal, que lo puse como condición de tratamiento. Se negó en principio con tanta fuerza, que creí que abandonaría el tratamiento, pero para mí sorpresa, la aceptó. Alejandro a solas empezaba a hablar, decía que sus padres no decían la verdad, pero no se explayaba demasiado. Los padres contaban que su hijo andaba todo el día con un cuchillo encima, es más, dormía con él, expresaban que esto era algo que operaba como amenaza a la familia, Alejandro decía que era para defenderse, sin decir de quién. No había signos de productividad psicótica, si parecía haber un desarreglo en relación a la impulsividad y por ello solicité interconsulta con Psiquiatra, y chequeo clínico urgente, pues en algún momento deslizó la duda médica de tuberculosis, todo esto debía hacerlo acompañado pero nunca había quien lo lleve, fue solo, el psiquiatra, lo medica con diagnóstico presuntivo de psicosis, por el tipo de agresiones propinadas a su propia madre, y según los dichos de la misma. Sus padres, su discurso consistía siempre en hablar mal de su hijo, no había reconocimiento positivo, ni una mirada o palabra cargada con afecto de tinte amoroso. ¿Que decía de su historia? A los 8 años le dijeron que su padre no lo era, en una entrevista conjunta le manifiesta el el padre de crianza de Alejandra, que su padre biológico era un drogadicto, chorro y que estaba muerto por sidoso. a madre estaba al lado inmutable, aún cuando su marido dijo que eso era fruto de una infidelidad de su mujer mientras él trabajaba.... ¿Qué comenzó a decir Alejandro? Sus abuelos maternos, habían muerto en el inicio de su adolescencia. Esta situación la describe como muy dolorosa. Al poco tiempo, 12 años, empieza a consumir marihuana, alcohol, y ocasionalmente cocaína,Se sentía muy mal y esto lo ayudó a no pensar.
A los 16 años se fue de la casa, vivió en la calle, su consumo se torno peligroso, constante, delinquían, refiere este momento como un momento de mucha violencia y yo diría de vulnerabilidad, a su regreso al hogar llego a nuestra institución. Yo estaba desorientada, volví sobre la historia clínica y encontré dentro de la misma un oficio judicial de una exclusión de hogar... pero para el padre, y cuando comencé a indagar, dijeron que todo era un invento de Alejandro. Que se basaba en una denuncia falsa, inventada. Alejandro a solas, explotó en angustia y empezó a decir algo de lo que pasaba en su casa, violencia de todo tipo, amenazas, ganas de morir y de matar, gran impotencia. Levanté la indicación de acompañamiento permanente. Como estrategia acordamos que podía salir a buscar trabajo, informé a los padres. Le propuse sumarse al dispositivo del grupo de adolescentes, al que se había mostrado reticente a ir, y ahora aceptaba, había que armar un sostén, una red para Alejandro, no había que dejarlo caer. Empezamos a trabajar sobre la posibilidad de salir de su casa de una forma ordenada y segura para él. Todo el tiempo decía que tenía que esperar hasta los 18 para irse, pensaba que no iba a llegar. Me comuniqué con los juzgados y otras instituciones intervinientes, más historias de violencia física contra el hijo, y su madre. Historias atravesadas por distintos tipos de violencia, de desprotección, abandono, degradación y con alianzas negativas entre estos padres contra Alejandro. En el próximo encuentro grupal Alejandro vino golpeado, marcado, diceindo que no volvía a su casa,preparé una nota para el servicio zonal de promoción y protección de los derechos del niño y el joven, para que lo pudieran enviar con médico legista, y si podían proveerle algún tipo de amparo, pero le dijeron que volviera en 10 días. Se pudo articular con el Juzgado de Familia para que la policía no lo lleve de regreso a la casa(sus padres hicieron denuncia por fuga de hogar). El padre vino al centro para amenazarnos con denuncias en mi contra, e hizo lo propio con el juzgado, intimidando y haciendo alarde de su participación en las FF.AA. Actualmente Alejandro continúa tratamiento grupal con adolescentes, está trabajando, se alquiló una pieza, está tranquilo, y ya no tiene consigo el cuchillo. La indicación terapéutica inicial de acompañamiento permanente lo dejó a expensas de estos padres y lo que suponía era para su cuidado, paradojalmente termina convirtiendosé en una trampa para el joven, sin la posibilidad y la intención de atender a lo singular, colaboramos con el arrasamiento del Sujeto, que con su actuar, aparentemente díscolo, intentaba desujetarse de la locura familiar. Se perfilaba así lo más siniestro, pues lo que Alejandro no podía decir con palabras, lo decía con sus actos, y lo que decía con sus actos, y lo que decía era que estaba siendo violentado, cosificado, invitado a la repetición del consumo, que ya había sido un remedio, al perder a sus abuelos. De los padres, se espera cuidados, amor, protección, confianza, refugio... y esto también se constituye en una cuestión en una cuestión paradojal, que con cierta frecuencia se observa en los tratamientos que nos ocupan. También aquí habrá que pensar como intervenir, frente a padres que operan desde la impotencia pura, desde sus propios límites subjetivos, y a veces como en este caso, desde una posición absolutamente perversa. Aquí también propugnamos por la mirada del caso por caso. Eric Laurent dice: "El analista debe ayudar a impedir de la universalidad, de cualquier universal, se olvide la particularidad del caso". La tercera paradoja que queremos señalar es la que nos remite a, la "Operación Pharmakón": Remedio o Veneno. Con ella recuperamos la doble significación del objeto droga, lo que permite cuestionar la significación cristalizada de la droga como un flagelo, y se le restituye a la persona que la consume la intencionalidad de envenenarse o de remediarse. Construyendo un proceso que se dirija a dar un paso hacia la subjetivización de ese actuar para inscribirlo como un acto ligado, asociado a su historia, así como también, a su forma singular de goce. ¿Quién podría saber de antemano las coordenadas subjetivas donde se inscribe el padecer de un sujeto? ¿Cuál es la estrategia inconsciente que se juega allí? ¿Cuál es el mensaje que representa el consumo de sustancia en cada ser? ¿Por qué sucede de esa manera y no de otra? ¿Por qué alguien agregaría sufrimiento cuando ya es tan vulnerable? Partimos de uns suposición, y ella es que hay un sujeto. La hipotesis freudiana de inconsciente implica que la particularidad no se alcanza respetando los derechos de las personas únicamente, lo cuál es necesario, sino también y fundamentalmente, dejando hablar al sujeto.
Adicciones, Inclusión Social ,Políticas Públicas, Ong´s Entrevista Lic. Raúl Ontiveros, Programa Lihue

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