Revista Diario

Parques al aire libre o de bolas: bendición o tortura materna?

Por Myriam Cabanillas
La mayoría de madres y padres que conozco, adora el momento parque, sea este del tipo que sea.
Yo....yo no diría tanto la verdad.
A continuación, mi análisis sobre los parques y mi persona:

PARQUES AL AIRE LIBRE
Dentro de poco daremos pistoletazo de salida a la temporada de parque y eso significa que yo dejaré de tener vida propia y tranquilidad por las tardes:
Cada uno de mis hijos juega en una punta, luego me tengo que convertir en mamá camaleón para que mis ojos puedan vigilar a ambos niños a la vez.
Que suerte que no tengo mas hijos, por que tampoco tengo mas ojos.
La pequeña  no puede subirse a según que sitios y tengo que subirla a plomo.
Olé por mis riñones.
Y como además es muy intrépida, también he de vigilar que no suba, (aunque pueda), a según que otros sitios como si fuera una cabra montesa, por que subir y despeñarse suele ser todo uno.
Resultado: Vuelvo a casa reventada, sudada y con todos mis quehaceres (cenas, baños, cocina por recoger, ropas, cuentos...) esperándome.
Pero mis hijos van felices y necesitan enormemente disfrutar ,cuando al fin se puede, de correr y saltar a la luz del sol con otros congéneres.
 Las otras madres están encantadas con que llegue este momento, a mi se me divide el alma y la opinión :S
PARQUES DE BOLAS Los parques de bolas, esos grandes desconocidos hasta hace poco para mi familia.
Estos se dividen en dos categorías:
Los macro parques de bolas:
Ubicados en polígonos industriales o zonas perdidas donde ir a pié es un imposible, saturados de niños sudorosos e híper estimulados y sobre dosificados de azucares y regalos, me hacen hiperventilar, me espantan y sobrecogen a partes iguales....
Los mini parques de bolas de barrio:
Ubicados a la vuelta de la esquina y fácilmente accesibles y eventualmente abarrotados como los grandes pero a su propio nivel, me gustan mas y si el ambiente es familiar, perfecto.
Estos me han salvado alguna tarde lluviosa este larguísimo invierno y a mis hijos parecen gustarles.
A mi me permiten tomar un café y cruzar dos palabras con alguien, aunque sea por un brevísimo periodo de tiempo, por que yo no me voy del parque de bolas, no, yo me quedo allí y veo desde la vaya a mi hija tirarse de cabeza desde lo alto del tobogán, a mi hijo ser víctima de una avalancha de niños y a alguno de los dos llorar....
Y si no los veo, me los imagino mientras no quito los ojos de las redecillas y me dejo la vista escudriñando entre ellas.
Conclusión:
Benditos los parques del origen que sea por que los niños los adoran y necesitan, pero para mi son fuente de estrés.
No se vivir, lo se :S

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