El calabacín es una hortaliza que no puede faltar en ninguna cocina. Lo tiene todo: sabor, color, vitaminas, aporta pocas calorías y está riquísimo. Como en muchas casas, tengo el problema de que mis hijos coman verdura, así que, aparte de las cremas de hortalizas variadas, utilizo el calabacín como comodín y lo añado a multitud de platos.
No sé si habréis probado la pasta con calabacín, pero os lo recomiendo fervorosamente. Si suprimís el bacon, tendréis una receta vegetariana de lo más sabrosona. Así la dieta se hace más llevadera.
Para 4 personas:
- 500 g de spaguetti o tallarín integral
- 2 calabacines medianos
- 6 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen
- 75 g de bacon
- 12 tomates secos
- queso parmesano rallado
Se lavan y secan los calabacines. Se ponen en la sartén 3 cucharadas de aceite de oliva y se rehogan los calabacines cortados en rodajas finas (con mandolina) con piel.
Se cuece la pasta en abundante agua salada, según instrucciones del fabricante. A la vez se corta el bacon en trocitos y se sofríe en una sartén sin nada de aceite.
Una vez cocida la pasta, se escurre, se añaden los calabacines, el bacon doradito y crujiente y los tomates secos extraídos del aceite de conservación. Se añade el aceite de oliva restante crudo y se espolvorea con queso parmesano rallado. Se degusta inmediatamente.