Revista Cocina
Los postres de los conventos, siempre tienen una garantía.
Las monjitas suelen utilizar ingredientes sencillos, que generalmente siempre se tienen en casa.
La receta original no lleva los elementos que les he añadido por encima, pero creo que les aporta un sabor que las enriquece, y que hace de cada una de ellas un bocado diferente, dependiendo de las frutas, mermeladas, etc. que se les quiera añadir.
Unas galletas tiernas, de textura casi parecida a los bizcochos de soletilla, pero con el sabor de la mantequilla y el crujiente de l@s frut@s añadid@s.
¡¡Deliciosas!!
Ingredientes
- 750 g. de harina
- 450 g. de azúcar
- 1/2 cucharadita de bicarbonato
- una pizca de sal
- 150 ml. de vino dulce
- 50 ml. de agua
- 2 huevos
- 300 g. de manteca bien fría
- ralladura de 1 limón
Preparación
- Mezclar la harina con el azúcar, el bicarbonato y la pizca de sal, y poner sobre la mesa de trabajo o en un recipiente grande.
- Hacer un hueco en el centro de la harina y verter el vino dulce, el agua, los huevos (sin batir), la ralladura de limón y la manteca en trozos.
- Amasar la mezcla hasta que todos los ingredientes queden bien integrados.
- Envolver en papel film y dejar reposar en el frigorífico de 1 a 2 horas.
- Extender con el rodillo sobre la superficie de trabajo enharinada, y formar las galletas.
- Colocar en el bandeja del horno, sobre papel vegetal.
- Decorar con nueces, mermelada, chocolate o los ingredientes que gusten.
- Meter en horno precalentado a 180º unos 10 minutos.
- Sacar del horno y dejar enfriar un poco antes de tocarlas. (Cuando se sacan del horno están muy blandas, pero se endurecen a los pocos minutos).
- En cuanto se puedan manipular, colocar sobre una rejilla y dejar enfriar totalmente.