Hoy le damos un respiro a la pasta fresca, y es que desde que vi hace meses este pastel de espárragos he estado esperando desesperadamente encontrarlos en el mercado, y es que pocas recetas me han creado tanta necesidad como este pastel salado. El toque de roquefort no puede ser más acertado y la combinación de sabores, sinceramente, es deliciosa, un pastel que pienso repetir todo lo que dure la temporada de espárragos blancos. Espero que os guste tanto como a mi, así que vamos por la receta, que os invito a un trozo!!
INGREDIENTES
Un manojo de espárragos blancos.
200 gr. de roquefort.
1 Lámina de hojaldre.
50 ml. de crema agría o nata espesa.
Sal y pimienta.
Aceite de oliva.
- Precalentamos el horno a 180ºC. Extendemos el hojaldre sobre la superficie de trabajo (encima de una hoja de papel de hornear) y doblamos un poco el borde hacia arriba.
- Limpiamos si fuera necesario los espárragos, si el manojo es pequeño, podemos cortarlos por la mitad a lo largo, yo los he puesto enteros y sin pelar, ya que estaban bastante limpios, simplemente he cortado unos cm, de la base.
- Extendemos sobre la lámina de hojaldre la nata, encima el queso roquefort y colocamos los espárragos por encima. Salpimentamos, rociamos con un buen chorro de aceite de oliva y horneamos unos 20 min. o hasta que veamos que comienza a dorarse. Servimos.
Os aseguro que mientras se hornea, la cocina huele que alimenta, un aroma de lo más suculento, casi que dan ganas de abrir el horno y cortar un trozo, incluso antes de que termine de estar horneado, y la verdad es que no puede ser más sencillo y rápido, sin duda una receta para quedar de maravilla si tenemos invitados y contamos con poco tiempo en la cocina.
El queso queda bastante suave al hornearlo, pero si lo queréis más suave aún, se puede mezclar con la nata e incorporarlos a la vez. Los espárragos los podéis usar de los verdes, pero es verdad que los blancos tienen ese sabor suave y delicado que los hace tan especiales.
Lo podemos preparar con antelación y calentar un poco en el horno justo antes de servir, aunque como realmente está de escándalo es recién salido del horno, como os decía antes, casi imposible esperar a que enfríe un poco.
El hojaldre mejor si es fresco, el congelado no da tan buen resultado, si os gusta hacer hojaldre casero, que decir que eso elevaría el pastel a la categoría de sublime, pero no es tan fácil, verdad? Pero vamos, que como os digo, el pastel es una delicia con hojaldre fresco.
Es ideal, ahora que viene el buen tiempo, para llevar a una excursión o un picnic, ya que se puede tomar perfectamente frío, o incluso para llevar en el tupper a la oficina, no se me ocurre mejor manera de amenizar la jornada que con este delicioso pastel. Un toque extra? Un chorrito de zumo de limón, pocas cosas me gustan más que el roquefort con unas gotitas de limón, así que probad y me contáis.
Espero que os guste la receta de hoy, un pastel vegetariano fácil, sencillo y de lo más delicioso, así que espero que os animéis a prepararlo, yo, creo que lo voy a repetir ya!!
Receta adaptada del blog de Mimi Thorisson.