Además de ser un alimento nutritivo y económico, otra gran cualidad que tiene la patata, es la diversidad de preparaciones que puede admitir tanto como plato único o de acompañamiento. Hoy las traigo asadas en el horno, con un sabor y un aroma que enganchan a cualquiera que las pruebe.
Así simplemente ya están que se salen de buenas, pero se pueden llevar a la mesa con algún tipo de salsa si os apetece. De guarnición para una carne o un pescado, son todo un acierto.
Ingredientes:
- 1 kilo de patatas pequeñas ( en mi caso, gallegas).
- 3 o 4 dientes de ajo.
- Vino blanco ( yo, Albariño)
- Tomillo.
- Albahaca.
- Perejil
- Romero.
- Orégano.
- Aceite de Oliva Virgen Extra.
- Pimientas variadas.
- Sal.
Preparación:
- Precalentamos el horno a 180º.
- Pincelamos ligeramente una fuente refractaria para horno.
- Lavamos las patatas sin pelar debajo del chorro de agua fría, las frotamos bien para eliminar cualquier resto de tierra que puedan tener.
- Una vez bien limpias, las cortamos a la mitad y las colocamos en la fuente con la piel hacía arriba.
- Vertemos un chorro de aceite por encima de ellas y un dedo de vino blanco.
- Salpimentamos y les añadimos al gusto de cada uno, las hierbas frescas (picadas) o secas.
- Sin quitarles la piel que los recubre, daremos un golpe seco a los dientes de ajo y los añadiremos también.
- Las llevamos al horno y las dejaremos asar entre 35 - 40 minutos, siempre dependiendo del tamaño de las patatas.
- Para comprobar que están listas, las pincharemos con un palito de brocheta.
- Retirar del horno y servir.