Revista Cocina
Y hoy le toca ser plagiado al gran Sergi Arola. Bajo su concepto de patatas bravas de toda la vida llevadas a la alta cocina, nos hemos currado estas bravas que, en lugar de ser cilíndricas son cúbicas, por aquello de darle el toque personal y fogonil. Además, hemos introducido un gorrito hecho del propio vaciado de la patata, y el toque verde para finalizar, que no es más que un hilito de hoja de romero. Por otra parte, hemos puesto el ajoaceite de base, pintando el plato.
La forma de realizarlas es muy sencilla aunque laboriosa. Por un lado, cortamos las patatas formando cubos, lo suficientemente grandes como para trabajarlos con el sacabolas. ¡Ni se os ocurra tirar los recortes! Algo se os ocurrirá para aprovecharlos.
Por otro lado, las salsas. Una mayonesa de ajo, más que ajoaceite, y una salsa brava que os explico a continuación:
- 1 cebolla
- 2 cucharaditas de pimentón dulce y 1 de pimentón picante
- 1 cucharada de harina
- 200 cl. de caldo de pollo o de jamón.
- sal al gusto
Sofreímos la cebolla cortada en brunoise (cubitos pequeños, vaya), y cuando la tengamos bien doradita, agregamos el pimentón, la harina, y le damos unas vueltas, y rápidamente añadimos poco a poco el caldo sin dejar de remover. Empezará a espesar al instante. Vamos removiendo y agregando caldo hasta acabarlo. Corregimos de sal, de picante (podéis añadirle tabasco si queréis más leña) y retiramos. Ahora trituraremos bien la salsa con la batidora. Lista.
Y el montaje, como lo véis en las fotos, o como se os ocurra. Aquí la novedad que introdujo arola fue que la salsa va dentro de la patata y no por encima.
Espero que sorprendáis a propios y extraños con este plato "de marca".
Saludos fogoniles!