Creo que ya os he comentado en alguna ocasión que mi madre Concha me recomendó cuando tuve mi casa propia que no me faltaran en mi cocina las patatas y los huevos.
Yo seguí su consejo a rajatabla y es verdad que te soluciona una comida o cena y que a todo el mundo le gustan estos dos ingredientes.
Al regresar ayer a casa mi nevera estaba vacía y claro, recurrí a la recomendación de mi madre. Esta vez he utilizado huevos de codorniz, pero podéis usar huevos de gallina de la misma forma.
Para 4 personas:
- 3 patatas
- 3 dientes de ajo
- 1 cebolleta
- 8 huevos de codorniz
- 50 g de jamón serrano(o beicon ahumado)
- pimentón dulce
- vinagre de Jerez
- aceite de oliva virgen
- perejil o cebollino
- sal
Se corta la cebolleta en plumas y se pone en una cacerola con abundante agua salada junto con las patatas lavadas y sin pelar.
Se cuecen durante unos 20 minutos, aproximadamente, hasta que las patatas estén muy blanditas. Se escurren y se reserva un poco del agua de cocción.
Se pelan los ajos y se pican muy finos. Se corta el jamón en dados. Se pone en una sartén un poco de aceite y se sofríen los ajos con el jamón, hasta que se doren sin tostarse.
Se retira la sartén del fuego y se espolvorean los ajos y el jamón con pimentón dulce (una cucharadita, aproximadamente). Se agregan unas gotas de vinagre y se lleva al fuego unos instantes.
Se pelan las patatas y se cortan en trozos. Se añaden a la sartén y se machacan con un tenedor, obteniendo un puré.Si hace falta podéis añadir un poco del agua de cocción reservada.
Se fríen los huevos en un poco de aceite.
Se emplata con un aro de repostería, disponiendo los huevos fritos encima y espolvoreando con perejil o cebollino picado.