Pathfinder, de Orson Scott Card

Rigg ha vivido toda su vida viajando de pueblo en pueblo, mientras su padre aprovecha para enseñarle idiomas, finanzas, Física y, lo más importante, a controlar su don: el chico es capaz de ver los rastros por donde las personas han pasado con anterioridad, remontándose incluso a siglos pasados. El último deseo de su padre antes de morir es que Rigg vaya a la antigua capital del imperio para conocer a su hermana, de la que no había sabido de su existencia hasta ese momento. A lo largo del camino él y su amigo Umbo irán descubriendo un sinfín de secretos y verán puestas a prueba sus habilidades para lograr sobrevivir en un mundo donde todos parecen querer matarles.

Pathfinder abre una nueva serie de ciencia ficción del estupendo Orson Scott Card. En este primer libro el autor nos deleita con su buena prosa (anteriormente galardonada) y además logra desvelar cada misterio en su justo momento. En relación con esto último, al comienzo de cada capítulo dedica unos párrafos a contar una historia de un futuro bastante lejano en una nave espacial, algo que aparentemente no tiene nada que ver con el argumento principal de la obra, pero cuyo sentido se descubrirá al final, sorprendiendo incluso hasta a los lectores más exigentes. Si analizamos ahora a los personajes, hay que apuntar que todos ellos gozan de gran profundidad, dotando así a la historia de mayor complejidad. Además, el escritor, que  muestra a través de la narración y los diálogos las luces y sombras de cada uno, cuenta de tal forma su historia personal que consigue que nos enamoremos hasta del peor y más vil, y es que hace que nos metamos en la mente de cada personaje y comprendamos muy bien sus motivaciones, acciones, reacciones y transformaciones. De hecho, confieso haberme identificado tanto con el joven Rigg como con todos los demás, tan humanos. Y tan bien construidos que incluso podrían convertirse en protagonistas de su propia novela. También me gustaría destacar la profusión de detalles, perfecta para dotar de verosimilitud a la historia en su contexto de fantasía épica, y el hecho de que todo tiene un porqué, todo está hilado y no existe ningún cabo suelto que estropee la trama. Y ahora, después de tantos halagos, toca el punto negativo, una advertencia sobre todo para los lectores más noveles: el argumento no es fácil de digerir, requiere tiempo y un poquito de cabeza. Pathfinder hace pensar y discurrir, y aunque no es un libro lento, sí es largo.

A pesar de que el libro se encuentra en la estantería de la literatura juvenil, me tomo la libertad de clasificarlo como “agenerado”. Es decir, no me parece una obra esencialmente juvenil, pero sin duda puede ser disfrutada por los jóvenes; y por los adultos, desde luego. Lo que está claro, la lea quien la lea, es quePathfinder crea adicción desde el comienzo y al terminarla se necesita devorar su segunda parte (todavía no publicada). Nos encontramos ante una macedonia de aventuras, intrigas políticas y viajes en el tiempo que no dejará que nos despeguemos de sus páginas ni un momento. Orson Scott Card vuelve a sacar a relucir su ingenio en una novela que no defrauda.