Revista Opinión

Peligroso auge de la extrema derecha

Publicado el 09 diciembre 2019 por Carlosgu82

PELIGROSO AUGE DE LA EXTREMA DERECHA
Desde hace unos días creo conveniente hablar sobre uno de los acontecimientos que viene marcando la política internacional durante los últimos años,acontecimiento el cual nos tiene perplejos. Tan solo con estar un poco al tanto de la política podemos observar como la derecha en su vertiente más radical se está globalizando. En la misma medida ocurre con la izquierda en otros países; sin embargo, el crecimiento exponencial de la derecha en Europa ha hecho que me centre más en éste. No obstante, quería recalcar que todo lo que digo acerca de los extremismos se puede extrapolar a la ideología contraria, sin hacer ningún tipo de distinción.

El término extrema derecha conlleva un eterno debate en el que trataré de sumergirme en este post. Y es que añadir la palabra «extrema» implica la alerta de todos aquellos que niegan que dichos movimientos lo sean. Esto se debe sencillamente a que hay una corriente generalizada con la que todos solemos coincidir: los extremos no son buenos, ni de un bando ni de otro; por lo que si niego que «el partido X» es extrema derecha, seguirá siendo moralmente lícito, mientras que de lo contrario no tendré más remedio que abandonar estas ideas. Concretamente en España, el debate está más que vivo sobre si el partido Vox es extrema derecha o no. Pero, ¿por qué nos hacemos constantemente esta pregunta? Pues precisamente por lo que decíamos antes, por una cuestión de validez: ¿está bien comulgar con unas ideas extremistas?

Para calificar ideas y partidos como extrema derecha, primero hemos de definir qué es, aunque sea de manera genérica, lo cual nos servirá para hablar desde unos fundamentos, desde una base. Independientemente de que en cada país se orienta de una manera distinta, todos coinciden en al menos tres rasgos:

  • En primer lugar se hace una exaltación de los valores «adecuados para la sociedad» sirviéndose de símbolos como piedra angular para desarrollar su política. Abogan por una tendencia militarista unida a políticas nacionalistas.
  • Otro de los rasgos a destacar es el conservadurismo entendido como defensa a ultranza de los valores comentados antes. No obstante, numerosos  grupos de extrema izquierda, han compartido pensamientos ultraconservadores como pueden ser la aversión a la homosexualidad, al aborto, etc.
  • Un férreo sentimiento xenófobo es sin duda una de las características más comunes entre estos grupos, cargando a las espaldas del inmigrante los problemas sociales de todo un país.

A continuación expondré 3 razones a las que achacar el rotundo éxito de la extrema derecha: 

  • En primer lugar, un voto protesta de aquellos cansados por la corrupción política y del incumplimiento de las promesas electorales.
  • Por otro lado, el calado del discurso del miedo, basando argumentos en las ideas expuestas anteriormente y en otros como las pensiones.
  • Y finalmente, cuentan con una amplia variedad de votantes, ventaja respecto al resto de partidos en los que los votantes son fácil de encasillar.

Estas tres razones se pueden explicar en una sola palabra: populismo. Son los amos del populismo. Saben qué decir y cómo decirlo para captar la atención de la gente. Sin embargo no es más que un engaño, promesas vacías pues en el fondo muchas de ellas no las podrán llevar a cabo. Pero esto les da igual, pues ya han conseguido su objetivo, atraer a las masas. El populismo es su arma más preciada y la utilizan constantemente para ganar adeptos.

Expuestas algunas ideas básicas sobre las que se sustenta la extrema derecha (no todas ni mucho menos, pues no quiero extenderme en la exposición) tan sólo quedaría llevar estas ideas a nivel nacional y ver si Vox puede enmarcarse y verse identificado con éstas.

Respecto a la exaltación de símbolos, es evidente su favorito: la bandera. Vox utiliza un enaltecimiento de la bandera española (en ocasiones apropiándose de ella como si fueran los únicos a los que representa). Refrendan sus ideas en base a una bandera que parece justificarlo todo, y es preciso detallar que hay cosas que están por encima del orgullo nacional. A colación, personalmente creo que proponen soluciones básicas a problemas cuanto menos complejos. Soluciones que ciudadanos de a pie no especializados en la materia ofrecerían si ocuparan esos puestos. Sin embargo, como ya he comentado en artículos anteriores, estamos hablando de la élite política y por lo tanto exigimos un nivel mayor que cualquier solución basada en la bandera de España.

En relación al conservadurismo podemos afirmar que es un partido que cumple con ello a rajatabla. Las tradiciones y costumbres son muy importantes para un país, sirviéndonos para nunca olvidar de donde venimos. Pero no hay que olvidar que el progreso siempre tiene que prevalecer respecto a la conservación de antiguos ideales, y lo cierto es que si por ellos fuera viviríamos en una España reaccionaria en muchos sentidos. La evolución es necesaria y el conservadurismo siempre ha actuado como un ancla que no deja avanzar para beneficio de unos pocos. Ojalá fueran tan liberales en lo social como lo son en lo económico.

En cuanto a la xenofobia que presenta el partido de Abascal poco más hay que añadir. Simplemente vean vídeos de su campaña electoral y juzguen ustedes mismos. Cuando basas todos tus mítines y declaraciones en un discurso de odio profundo hacia personas que, a fin de cuentas son igual que tú, lo único que haces es demostrar con más notoriedad tu intolerancia, radicalismo y, me atrevería a decir,  una falta de humanidad que no casa con los ideales cristianos que muchos del partido promulgan.

Y finalmente nos preguntamos ¿utiliza Vox el populismo a la hora de hacer política?, pues a mi criterio lo hace de manera evidente. Vox se ha aprovechado de una crisis política en España con la que parecíamos haber tocado fondo con la indignidad y vergüenza que demostraban nuestros representantes. Más allá de tratar de elevar el nivel se han aprovechado de la situación para rebajarla aún más ofreciendo versiones atractivas para la gente pero sin sentido político alguno y llenas de demagogia barata (véase el afán por la derogación total de la ley de violencia de género, la prohibición del matrimonio homosexual, la deportación de TODO inmigrante ilegal, supongo que también aquellos refugiados que huyan de donde le están bombardeando, etc.)

Para terminar y sin querer desviarme del tema, creo que es importante hacer un comentario al respecto de lo que a mí me parece una muestra más que evidente del radicalismo del partido. Decir no a las autonomías es decir no a la Constitución. La España democrática no se entiende sin el sistema autonómico que tanto esfuerzo supuso elaborar. Es una muestra más del consenso y la cooperación que se llevo a cabo tras años tan convulsos, entre partidos que no tenían prácticamente ninguna idea en común. Es nuestra particularidad, a medio camino entre el federalismo alemán y el Estado unitario francés. Seamos conscientes de que no todos los españoles somos iguales. Aceptemos que no tiene nada que ver un andaluz con un catalán, ni un vasco con un madrileño, y que la mejor manera que tuvimos de hacerlo patente en nuestro sistema jurídico fueron las autonomías. Querer cambiar uno de los artículos más complejos de nuestra Constitución, «de golpe y porrazo», es una irresponsabilidad y una idea sin duda extremista de aquellos que paradójicamente se proclaman constitucionalistas.

Para que no quede demasiado largo, hablaré en otro artículo del dilema del patriotismo en España, pues creo que es un tema que perfectamente puede dar para un artículo íntegro. A pesar del aluvión de críticas al que me puedo someter, las aceptaré gustoso, pues es la manera en la que quiero orientar mi perfil: debates rigurosos sobre temas de la actualidad que nos puedan interesar a todos.


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