Magazine
En estos días se ha sabido el veredicto del jurado en el caso del cohecho pasivo de Francisco Camps, expresidente de la Comunidad Valenciana. El resultado final: un apretado 5-4 a favor de la no culpabilidad nos deja un escenario que es preciso repasar y pensar tranquilamente y alejado del oportunismo del panegírico o del anatema. Vaya por anticipado que no simpatizo especialmente con la persona y, sobre todo, con el cargo que ha llevado a una política de dispendio y despilfarro en la Comunidad Valenciana que ahora conocemos en su verdadero tamaño.Por un lado se aprecia como la justicia popular acaba discerniendo con criterios que están muy preñados de lo que los medios, o las campañas de los medios de forma mejor expresada, nos dejan ver o entrever. La estrechez de la decisión, 5 votos frenta 4, nos da una idea, puede que errónea, de lo cercano que estuvo Camps de ese delito, que por otro lado y si no hubiera sido por la magnificación en los medios, no hubiera pasado de una multa más o menos abultada. La posible influencia sobre los miembros del jurado y la cercanía del delito, aún siendo declarado no-culpable, figura alejada del inocente que no era lo que se juzgaba, planea sobre la totalidad del caso.Este es un asunto importante, el del juicio paralelo en los medios. La sentencia y sanción de una pena aún sin conocerse del todo los cargos como en la novela "El proceso" de Josef Kafka se convierte en una perversión de la propia justicia. Durante meses en los periódicos, radios, televisiones, comentaristas y todólogos han jugado a ser jueces y han acuchillado al ahora declarado no-culpable ocasionando un daño a su imagen, a su partido e incluso a la democracia en la Comunidad Valenciana. Estas ordalías públicas nos llevan a otro pensamiento el del juicio para acabar con la carrera política, o judicial en el caso de Garzón, escondiéndose en un "difama que algo queda" que al final ha sido así, siempre es así. La presunción de inocencia se sacude como polvo en bata si el juicio en los medios ya sentencia desde el primer día. La valentía o, al menos, la gestión del juicio durante la causa se ve atropellada por las injerencias más allá de la información. Los intereses partidistas y partidarios, los enjuagues y los focos en tal o cual suceso bochornoso actúan de tribuna improvisada que condena o ensalza en el rapidísimo ágora público. Es, y de esto pocos pueden tener duda, un caso claro de juicio político interesado y esto, como materia periodística o arsenal político, es algo que debe preocupar y dar que temer.Es curioso también el peso y papel de los partidos políticos, el ajeno que ha sacudido y ha contagiado de corrupción a la totalidad del partido en plena y falaz silogismo con un fin claramente partidario de sacar a Camps de la Generalitat valenciana. También el partido propio que ha intentado "enterrar" el caso, y al protagonista, ante la sospecha de que la falta fuera verdadera o casi verdadera, sus justificaciones tendrá, e incluso obligó a inmolar a dos consejeros declarándose culpables para dejar limpio el partido que afrontaba en un horizonte medio, el juicio comenzó en 2009, la presidencia del país.En un tercer pensamiento está el papel de los políticos, en la vida regalada de prebendas y favores que sienten consustancial al puesto, unido intrínsecamente a la función pública, y que consideran propio como si fuera un reino feudal. Las ventajas cotidianas de un político superan las de cualquier ciudadano medio: son adulados hasta el hastío, sin nadie que les diga "Recuerda que eres mortal", son ensalzados hasta el paroxismo y se les rinde un culto a la persona en algunos casos casi estalinista. Algunos toman las ventajas derivadas de esta situación proclive, siempre en la frontera del favor excesivo o el delito corto, y otros simplemente se creen excelentes y superhombres o supermujeres que tienen en su mano tomar, dejar y decidir a su antojo y su beneficio. Estos son delincuentes, al menos, potenciales.Luego está la corte, la que rodea a los políticos, todos los satélites más o menos espurios que halagan, adulan, regalan, saben lo que le gusta al poderoso y lo cumplen, conocen los resortes del poder y de la psicología para en un huequito favorecer a la espera del favor, del regalo, de la corruptela o directamente la corrupción indigna y sucia que le reportará sus esfuerzos multiplicados por cien o por mil. De esos hemos conocido varios en ese batiburrillo, de los que se arriman al poder para poder cocinar su sardina, aquellos que se hacen imprescindibles y son muñidores de futuros políticos o económicos y que por un óbolo continuo, siempre del erario, tejen sus telas de araña para favorecer a unos y perjudicar a otros. La escucha de las conversaciones telefónicas entre los encausados de la trama Gürtel y algunas personas mencionadas en este sumario son de ejemplo de lo que no debería cultivarse ni permitirse.Los políticos deberían conocer, para evitar, esos dos hechos, el de la adulación y el culto a la personalidad y el de las personas satélites, amigos, familiares, conocidos, adláteres, palmeros o corifeos que se les acercan para obtener un beneficio que, en algunas ocasiones, puede comprometer la honorabilidad, la dignidad del cargo y el desempeño de la función pública. Sería un básico, dentro de la buena gestión, de lo que debe ser la limpieza y la separación de lo público y lo privado, y tanto más lo propio.En este caso y aunque Camps haya sido declarado no-culpable ha estado tan cerca y tan evidente el abuso de la corrupción, las corruptelas, los regalitos que parece imposible no pensar que sea generalizado en todas las administraciones, de todos los partidos. El procedimiento del acercamiento y los favores han tomado la forma, sibilina y deslizante, que toma la corrupción, aunque en este caso no se haya probado, y en este país de eternas corrupciones, constructocracia corrupta y adláteres, políticos mediocres y deudas públicas elefantiásicas es difícil no pensar que en Extremadura, Andalucía, Cataluña, el País Vasco, Galicia, Murcia, o en Canarias, y en cualquier otra Comunidad autónoma no surgieran estos "Correas", "Bigotes", "Amiguitos del alma" y "Regalitos" que domestiquen voluntades y sirvan de entrada desvergonzada a los que piensan en lo público como la cornucopia pletórica para su beneficio infundado y ladrón siempre a la sombra de un político "olvidadizo" o directamente "de tarifa".Por estas cuatro patas, cuatro datos de un tetraedro de la gestión publica inadecuada es por lo que muchos ciudadanos se han mostrado enfadados. Y luego nos dicen que no tenemos motivos para estar enfadados y seguir estando indignados con una clase política que permite, incluso alienta, con su cerrazón que estos fenómenos, aún siendo luego declarados no-culpables, proliferen.Casos, políticos en Recuerdos del día de mañana.Corrupción en este blog: http://almadormida.blogspot.com/search/label/Corrupci%C3%B3nPolítica en este blog: http://almadormida.blogspot.com/search/label/Pol%C3%ADticaPolíticos en este blog: http://almadormida.blogspot.com/search/label/Pol%C3%ADticosDespierte el alma dormida, avive el seso e despierte.
A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar.
Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.