Es lo que, por desgracia, muchos pacientes tienen en mente durante alguna que otra consulta y tras salir de ellas…
Hay médicos buenos y malos
Eso es algo obvio, no? Como en todas partes, hay buenos y malos. No es nada de lo que debamos “tachar” a los profesionales sanitarios en general solamente. Quienes me leéis con asiduidad y vivís mi lupus conmigo sabéis que tengo suerte porque cuento con grandísimos médicos :-). Y cuando me ingresan no hubiera podido desear un trato mejor y más familiar que el que me han dado y me dan siempre mis maravillosas enfermeras, los celadores y hasta la señora de la limpieza, que te da ese ratillo de conversación cada mañana y se preocupa por tu evolución. De los estudiantes ni os hablo, pues creo que en gran medida depende de nosotros, los pacientes, cómo sean ellos.
Yo siempre me he mostrado abierta y dispuesta a enseñarles. Porque si los llevan a nuestras habitaciones con las mil preguntas que ya nos han hecho mil veces es para que aprendan. Porque nosotros podemos enseñarles algo muy valioso. Y creo que esos momentos es fundamental para mostrarles que un paciente es una persona, con su vida y su personalidad… Y es ahí donde entre ellos y tú podéis hacer algo muy grande: fomentar el trato y la comunicación que todo paciente quiere recibir.
Logré ir al psiquiatra nuevo…
Sí, por eso es todo este rollo jaja. Vencí mis miedos, juré y perjuré a mis mil madres adoptivas (a las que adoro) que iría y a mi novio que podía confiar en mí y que sería buena :p. Y allá que me planté puntual y sin ninguna expectativa. Es la mejor actitud porque así no vas pensando “a ver quién me toca gggrrrr…” ni te ilusionas con una gran persona que te va a comprender y con quien vas a conectar. El chasco luego te deja hecha polvo y nonono, me niego.
¿Qué tal fue? ¿Te gustó?
Es la siguiente pregunta, no? Y la respuesta es un gran y rotundo NO. Y unos morros retorcidos de “fue una auténtica mierda” (ves, Vicky? A veces los tacos son lo que mejor expresan lo que vivimos
).Entro a la consulta y, tal como esperaba, me pregunta qué me pasa… No lo entiendo!!! No es que me duela la garganta, doctora, no me puedo sentar aquí y enumerarle las razones por las que me han derivado a psiquiatría… Tiene usted un informe donde pone por qué estoy ahí… ¿No se lo puede leer y hacerlo todo más sencillo? Me siento como si estuviera en una sala de interrogatorios…
“Bueno… tengo depresión (vaya estupidez, no?) y tengo problemillas con bla y bla bla”…
La doctora me mira y se sorprende porque vengo de muy lejos para una consulta de psiquiatría… Le explico que mi asociación está al lado y que me conozco y sé que es el único modo de que vaya a consulta. Pedí yo misma el cambio desde Barajas (Barajas!!!!) porque sabía que a Barajas jamás iría y retrasaría todas mis citas como llevo haciendo desde julio de 2014 (se dice pronto).
Pero nada… ella sigue erre que erre y su preocupación es que no puede ver en el ordenador lo que mis otros médicos me dicen, ni los informes… Mis problemas no cuentan… Lo importante es resolver el misterio de por qué no voy a otro centro más cercano a mi casa…
Evito poner esta cara…
…e intento acabar con esa cuestión porque no es a eso a lo que voy a consulta.
El diagnóstico
Por fin! Tras 10 minutos hablando sobre el temita de la localización del centro de salud al que voy y mi casa y la madre que me parió la doctora llega al tema por el que voy (por fin!)
– Tienes lupus- me dice.
– Desde los 14 años, pero nunca me había dado problemas hasta este brote- le respondo.
Me pregunta un poco más y le comento que no puedo trabajar y que mi pareja me mantiene, que no puedo desarrollar mi actividad laboral (me pregunta cuál es) por el cansancio que tengo por el lupus.
“Con esto que tienes puedes solicitar la minusvalía”- me dice. A lo que respondo que ya la tengo, pero que no me da para que me den una ayuda económica (ingenua de mí, pensaba que iban los tiros por ahí!).
Noooooo, pero si lo que quiere es que estudie una oposición porque (atención) así puedo tener todas las bajas que quiera!!!! Perdón?!?!?!?!
Respiro hondo…
Respiro otra vez…
Le digo que cuando tuve que dejar el trabajo intenté sacarme unas oposiciones (aunque por otros motivos al de las bajas), pero que por el cansancio, tuve que dejarlo.
Me insiste (como si no hubiera dicho nada).
Le repito que ya lo intenté y que, además, tras el fracaso intenté estudiar francés y que también tuve que dejarlo. Le digo que el cansancio que tengo debido al lupus no me permite desarrollar ni media jornada de trabajo; que para mí ir a esa consulta ya significa que estoy muerta para el resto del día.
Parece que se rinde… Y, no sé aún a santo de qué, me pregunta por la maternidad.
Le cuento que, tras 7 años diciendo mi médico que no puedo, ahora parece que si me mantengo bien en un año quizá pueda…
“Es positivo que quieras ser madre”, me dice.
Ehm… bueno, está bien (eso no me aporta nada).
Y luego me suelta: “las enfermedades autoinmunes se calman en el embarazo. Los pacientes están como si no tuvieran nada mientras dura el embarazo, así que eso es muy bueno. Luego puedes empeorar tras el parto, pero durante el embarazo todo está bien”.
…
Le digo, muy educadamente, que en el lupus es al contrario por el tema de las hormonas y eso, pero la doctora me repite que no es así y me da sus explicaciones.
Me callo y le doy a entender que tras 20 años con lupus no tengo ni idea y que ella tiene razón. Nunca me ha gustado discutir con los médicos, la verdad. No lleva a ningún sitio.
El tratamiento
Me dice que mi problema no se resuelve sólo con pastillas y que ella me mandaría terapia psicológica (bravo!!!! Por fin algo con sentido!!!) y que así me iría bajando la medicación porque si quiero quedarme embarazada lo necesito. Y, de este modo, en terapia, aprendería a expresar mis sentimientos…
Expresar mis sentimientos… Eihn???? Hay una cámara oculta y no la he pillado, seguro…
Que sí que la hay!!! Porque luego me suelta, tan pancha, que mire otros centros médicos más cercanos a mi hospital, que si yo quiero que ella me trate pues lo hace (nos han jodío!), pero que lo mire.
En cuanto a la terapia psicológica, que si me la dan en la asociación que fenomenal, pero que si no también me la dan en el centro de salud encantados de la vida.
Ehm… no digo nada. Asiento muy educada y agradecida.
¿Cómo que en la asociación?!?!?! Pero no era tan importante que pudiera leer lo que mis médicos me dicen y los informes??? Y resulta que el del psicólogo no importa??? En serio, entré en la consulta por depresión, pero iba a salir con locura total y absoluta.
¿Y ahora qué?
Salgo de la consulta y me siento en las sillas preguntándome qué diablos se supone que debo hacer ahora. Lo único que tengo claro es que esa doctora no me vuelve a ver.
Me dan ganas de mandarlo todo a tomar viento y no ir a otro psiquiatra más… Peeeero sé que no puedo hacer eso. Necesito que sea un profesional el que me vaya bajando la medicación porque sería una insensatez hacerlo yo.
No obstante, todo esto me hace preguntarme…
¿Qué hacen otros pacientes que se han encontrado en esta situación?, ¿Cuántos de ellos han tirado por la “vía fácil” y han decidido seguir ellos solitos, sin psiquiatra?
¿Por cuántos psiquiatras tendré que pasar?
Voy a hablar con mi dermatóloga, que fue quien me derivó a psiquiatría, a ver qué me dice… (¿Cuántos pacientes hacen esto mismo?).
Conclusión
Un desastre. Tras MESES tratando de ir al psiquiatra resulta que lo consigo y no sirve para nada. Estoy en el mismo punto donde empecé, aunque con la sensación de que no merece la pena intentarlo de nuevo.
Ahora la pregunta es: ¿cuánto tiempo tardaré esta vez en pedir una nueva cita con un psiquiatra nuevo?
Desde luego la empatía y el trato a la persona sigue siendo la asignatura pendiente de algunos profesionales. Y tengo suerte porque puedo acudir a mis maravillosos médicos para comentar esto… Hay otros que no tienen ni eso.
Artículos relacionados:
– El miedo a un nuevo médico.
– La fatiga y el lupus.
– La enfermedad, el lupus y la depresión.
– La importancia de tener proyectos.
– El lupus y el embarazo.