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Personalidad: ¿eres o estás?

Por Somospsico

Personalidad: ¿eres o estás?

Cuando describimos a los demás, solemos emplear adjetivos que hacen referencia a cualidades que consideramos propias de estas personas. Así, por ejemplo, pensamos que nuestro amigo Juan es divertido y alegre, mientras que nuestro vecino de enfrente nos parece reservado y tímido.

Para emitir estos juicios, solemos basarnos en las evidencias que obtenemos por medio de la observación, es decir, prestando atención a cómo estas personas se comportan y a cómo se relacionan con los demás.

Lo más curioso es que muchas veces nos bastan unas cuantas apreciaciones sobre la conducta de alguien para utilizar el término “es” al describirlo, cuando en realidad sería más correcto emplear la palabra “está” si no estamos seguros de que lo que observamos es claramente un rasgo de la personalidad del individuo.

Lo explicaremos con un ejemplo. Supongamos que vemos a alguien caminando por la acera cargado de bolsas, cuando de repente tropieza, se cae y lo tira todo al suelo. En un primer instante, aparte de prestarle ayuda si lo necesita, es posible que ya emitamos un juicio de valor acerca de esta persona. Así, no es de extrañar que pensemos “vaya, sí que es torpe este hombre, se ha tropezado él sólo”, o quizá nos digamos “qué lástima, el hombre ha dado un traspiés y se ha caído, seguramente estaría despistado”

A raíz de este ejemplo, nos damos cuenta de la enorme diferencia que existe entre una atribución y otra. Realmente no sabemos lo que ha ocurrido, no conocemos de nada a este hombre, pero es posible que nuestra tendencia a ver más que las personas “son” antes que las personas “están” nos haga sacar conclusiones apresuradas sobre sus cualidades.

Si esto quedase ahí, no habría ningún problema. El hombre jamás sabría lo que pensamos de él (aunque podría imaginárselo), se levantaría y seguiría su camino. Sin embargo, si esto sucede con nuestros hijos, amigos o demás personas cercanas, la cosa cambia.

Si has formado tus esquemas en base al lema “las cosas son”, es muy probable que acabes catalogando así a las personas que más quieres. Y lo peor es que puede que no te baste con pensarlo, sino que acabes por decirlo, con el consecuente daño en la autoestima de la persona que lo escucha.

Por eso, es bueno intentar comprender que no todo en la vida “es”, sino que es posible que algunas cosas, simplemente, “estén”. Plantéate que tu hijo quizá no “sea” un mal estudiante, sino que puede “estar” pasando por unos malos momentos que han afectado a su rendimiento; piensa que quizá tu nuevo jefe no “sea” estúpido, puede ser que un mal día le haya hecho “estar” de un humor de perros.

Si logras liberarte de las cadenas de lo inmutable, comenzarás a ver el mundo de una forma totalmente nueva, y quizá comprendas que en los altibajos de la vida, nada ni nadie suele ser fijo.

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foto|nuttakit


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