Hoy queremos presentaros una receta sencilla, con ingredientes muy fáciles de encontrar y cuya elaboración es tradicional en numerosas zonas de España, los pestiños.
Parece ser que éste postre de sartén está emparentado con la shebbakiyya marroquí, por lo que su origen podría ser andalusí (si buscáis imágenes en internet veréis que son muy parecidos).
¡Preparad los ingredientes!
300 gr de harina floja
100 ml de vino blanco
100 gr de manteca de cerdo (puede sustituirse por mantequilla, pero lo tradicional es usar la manteca)
C.s. de aceite para freír
Miel
Agua
Vamos a ponernos manos a la obra.
Primero hacemos un volcán con la harina, previamente tamizada para evitar que se formen grumos. En su interior agregamos la manteca, que ablandaremos un poco con el calor propio de nuestras manos, y el vino.
Una vez puestos todos los ingredientes en el interior de nuestro particular volcán amasaremos todo hasta obtener una masa homogénea.
Fácil, ¿no?
Ahora viene lo más "complicado" de esta receta, que no es otra cosa que estirar la masa y doblar sobre sí misma (como se hace con el hojaldre), volviendo a estirar con el rodillo y doblando hasta que quede suave al estirar. Es conveniente dejar reposar algunos minutos la masa.
A continuación se estira la masa y se cortan rectángulos. Damos la forma característica juntando dos de las esquinas opuestas en diagonal. Existen otros métodos que consisten en hacer un cilindro y cortar pequeñas porciones que se aplastan con la masa y se estiran con el rodillo, pero sin duda la primera que hemos mencionado es la más sencilla.
Freímos los pestiños en aceite bien caliente hasta que doren y dejamos que escurran el exceso de aceite en una bandeja con papel.
Mientras se enfrían un poco, aprovechamos para preparar nuestro baño de miel que no es otra cosa que diluir miel con un poco de agua (un chorrito) al fuego.
Por último bañamos uno a uno los pestiños en la miel y... ¡Listo para comer!