Revista Cocina
La Petite Sirah (así, acabada en E y
con I) es una uva de origen francés, resultado del cruce entre la Peloursin y la Syrah. Se pensaba, además, que era la misma uva
Durif, pero los marcadores genéticos parecen haber demostrado que
son dos uvas distintas. Aún así, la mayor parte de la "Petite
Sirah" de California, parece ser en realidad Durif. Cosas de los
viajes transatlánticos de las uvas.
La Petite Sirah produces vinos muy
oscuros, más aún que la verdadera Syrah, y con una elevada carga
tánica, así como con una buena frutosidad. Su potencia hizo que
durante mucho tiempo se utilizara sobre todo como vino de mezcla,
sobre todo para castas como la Zinfandel. Los varietales bien
elaborados pueden ser muy agradables y longevos. Se cultiva sobre
todo en California y México.
Los McManis han sido agricultores en el
norte de California desde 1938. En 1990, la cuarta generación,
representada por Ron McManis, y su esposa Jamie, fundaron la McManis
Family Vineyards.
Actualmente sos propietarios de más de 1000 Ha de
viñedo y elaboran más de 3 millones de botellas anuales, de vinos
blancos y tintos de multitud de castas, desde Cabernet Sauvignon o
Syrah, hasta Pinot Grigio o Viognier.
En una visita a esa tienda de logo
verde y triangular , me crucé con una botella de este McManis Petite
Sirah 2011 (California, tinto con crianza 100% Petite Sirah, McManis
Family Vineyards), y tras despertar mi curiosidad se vino conmigo a
casa.
Tras vendimia en Octubre de 2011,
fermentación en acero inoxidable y crianza de 4 meses en barricas de
roble francés y americano nuevas y usadas, para ser embotellado en
en verano de 2012.
Se trata de un vino de color picota muy
oscuro, casi negro, con un ribete amoratado precioso. Nada más
descorchar la botella, notamos un intenso especiado, que sigue
mostrándose en copa, donde además aparecen balsámicos, ahumados,
grosellas, moras y quizá canela. En boca el vino tiene una entrada
afilada y marcada por la acidez, pero luego se abre y se nota lleno,
frutal, marcando mucho los ahumados, con un tanino envolvente, muy
seductor y con un punto dulzón al final.
Cuatro días con el
WineSaver hicieron que el vino se tranquilizara un poco, manteniendo
todas sus características aromáticas y sápidas intactas, y
gustando todavía un poco más.
Un vino que nos ha sorprendido y nos ha
gustado mucho, con una muy buena RCP, y del que voy a hacerme con
alguna botella más, sin duda.