Hacía una eternidad que no me sentaba delante del ordenador y me enfrentaba a esta pantalla en blanco que tantos cientos de veces he rellenado con un trocito de mí y una receta… Los que me seguís desde hace tiempo habréis notado que a lo largo de estos ya casi ocho años desde que abrí el blog, mis recetas han ido cambiando.
Usando recurrentemente el recetario de mi abuela materna, la idea inicial del blog fue recuperar recetas familiares, así como las más populares de mi tierra, con sabor a mar Mediterráneo y a monte de arbusto bajo, pino y olivo, con olor a romero y tomillo.
Siempre he buscado que fueran saludables y nutritivas, aunque a veces -es verdad- transgrediendo este concepto para dejar entrar a la gula y a los no tan buenos hábitos, aceptados y normalizados por nuestra sociedad, como el consumo habitual de bebidas altamente espirituosas… (parece que al usar este adjetivo suene menos grave).
Con cada receta, os iba contando mi vida a trozos.
Poco a poco, yo también fui cambiando, y conmigo cambiaron mis circunstancias, mi trabajo, mi entorno, mi dieta y mi modo de cocinar. Así lo he ido reflejando lentamente en la evolución de este pedazo de mí.
Dejé de contar retales de mi historia y de fotografiar todo lo que cocinaba. Cuando pasé el cáncer estaba tan cansada que era incapaz de dejar el sofá. El ordenador me agotaba (de hecho aún me sigue agotando) y tampoco podía comer de todo, así que me permití parar la dinámica online… Y empecé a enfocarme en otras cosas, mientras iba abandonando el blog casi sin darme cuenta:
Me puse a estudiar Macrobiótica. Ahora también añado a mi lista de ocupaciones un estudio más: Dietética y Nutrición, todo a la vez, al tiempo que seguiré trabajando. Y ahí sigo, estudiando y mirando el blog de refilón, porque no puedo atenderlo como hacía antes.
Mi intención es poder compartir con vosotros nuevos artículos y recetas que nos aporten de verdad una energía saludable, llena de vitalidad. Pero es un concepto diferente que no sé si sabré o querré acoplar en este mismo blog; es una filosofía de respeto a nuestro planeta, defensora de la eliminación de toxinas (como los productos químicos o los plásticos), que ama, busca y necesita aire puro y agua cristalina en el mar y los ríos, porque de ningún otro modo podremos mantener la vida en él si no es así. No se basa en una dieta concreta, sino en el respeto de todas y busca el modo de hacer entender que en este mundo cabemos todos porque si algo nos es común es la diversidad. Busca que sin abandonar nuestra individualidad sepamos encontrar nuestro sitio dentro de este tremendo rompecabezas que no existiría si faltara uno solo de nosotros.
Así es como lo entiendo, porque así es como lo estoy sintiendo y viviendo en el grupo de Macrobiótica donde estudio: cada uno de nosotros es diferente, pero con respeto y con un mismo objetivo, compartir con el resto saca lo mejor que hay en nosotros.
De hecho, estamos escribiendo un libro conjuntamente. El libro, resultado de nuestros estudios, con esfuerzo y creatividad, será un compendio de esta filosofía base según como la entendemos y llevará recetas macrobióticas deliciosas, sencillas y muy saludables, para que todos podamos disfrutar de una alimentación que nos equilibre a todos los niveles.
Espero poder anunciar este libro pronto, para todos aquellos que queráis adquirirlo.
Entre tanto, voy a seguir pensando en cómo enfocar mi nueva trayectoria…:
¿Qué hago?: ¿Cierro el blog y abro otro nuevo desde cero con recetas macrobióticas y/o saludables? ¿O continuo aunque sea de tarde en tarde, hasta terminar estudios y disponer de más tiempo? En este caso, ya veríamos cómo adaptaría en este mismo blog el nuevo enfoque.
Ahí os lanzo la misiva.
Os agradeceré terriblemente vuestra opinión. Al fin y al cabo, sois quienes habéis mantenido El Tercer Brazo abierto, porque increíblemente las cifras de visitas a mis entradas se mantienen, pese a no estar publicando nada…
GRACIAS a todos por seguir ahí!
Receta de pimientos rellenos de seitán
Según la forma tradicional
Ingredientes (para 4 personas)
4 pimientos con forma regular para poderlos rellenar bien (de unos 190 -200 gramos cada uno)
1 cebolla mediana
Aceite de oliva virgen extra (AOVE)
Sal
1 de bola de seitán
1 cucharada sopera de pebrella
1 cucharada sopera de orégano
Pimienta al gusto
8 puñados de arroz integral
4 cucharadas soperas de Salsa de NO tomate
Preparación
Lavamos el arroz frotándolo bajo el chorro del agua o dentro de una cazuela y repitiendo la operación cambiando varias veces el agua y lo dejamos a remojo un mínimo de 8 horas (normalmente se deja por la noche), hasta que lo vayamos a utilizar.
Calentamos el horno a 190º.
Abrimos cada pimiento cortando la parte superior del mismo a modo de «tapadera» que luego utilizaremos con ese fin. Lo limpiamos y vaciamos de semillas sin romperlo. Lo embadurnamos por fuera con unas gotas de AOVE y lo dejamos preparado sobre un cuadrado de papel de aluminio (cada pimiento el suyo). Reservamos.
Picamos el seitán (podemos usar la picadora o hacerlo manualmente, pero que quede fino, como si fuera carne picada). Reservamos.
Picamos la cebolla y sofreímos con un buen chorro de AOVE y un pellizco de sal. Cuando se ponga dorada, añadimos el seitán y cuando les hayamos dado un par de vueltas, incorporamos la salsa de NO tomate, un pellizco de sal, las hierbas aromáticas y la pimienta y dejamos sofreír todo junto unos minutos a fuego lento removiendo de vez en cuando.
Aunque no haya reducido el caldo, incorporamos el arroz escurrido del agua del remojo y mezclamos todo el conjunto bien. El arroz poco a poco irá absorviendo el caldo que haya podido quedar y se terminará de cocer el conjunto en el horno.
Rellenamos cada pimiento, sin llegar hasta el borde y dejando como un dedo libre para que cuando hinche el arroz, éste no lo rompa. Cerramos con su tapa en la parte superior y lo envolvemos primero con papel de horno y sobre éste, papel de aluminio. Lo metemos al horno durante 1 hora y media a 2 horas.
Retiramos los papeles envoltorio y servimos enteros.
Nota: Ponemos papel de horno entre el pimiento y el papel de aluminio para que el pimiento no se intoxique con los resíduos que el papel de aluminio pueda soltar al calentarse en el horno. Nota: El pimiento es una solanácea (junto a la patata, berenjena y tomate) y en Macrobiótica no son recomendables. Aquí evitamos el tomate sustituyéndolo con una salsa que sabe igual pero no lo lleva. El pimiento lo utilizamos. A la larga (si nuestra condición lo permite y además es la época de pimientos -pleno verano-) podemos hacer esta excepción. Consulta el artículo de «Nutrición y salud»: cereales integrales