La piómetra canina es una infección bacteriana del útero que se presenta principalmente en perras mayores o de mediana edad no esterilizadas, aunque también puede ocurrir en gatas o perras pequeñas. Puede dar lugar a la acumulación de la infección en el torrente sanguíneo o en la cavidad abdominal, que puede conducir rápidamente a una infección sistémica, al shock y a la muerte. La gravedad de los síntomas varía dependiendo de si el cuello del útero de la hembra es abierto o cerrado.
Signos y síntomas de la piómetra canina
- Vómitos
- Letargo
- Beber y orinar mucho
- Falta de apetito
- Dolor abdominal e hinchazón del abdomen
- Acicalado constante alrededor de la abertura vaginal
En los casos de un cuello del útero abierto, el primer signo de un útero infectado es una secreción sangrienta espesa y maloliente que drena de la abertura vaginal. Estas perras tienden a parecer menos enfermas, puesto que la infección tiene una ruta para salir del cuerpo.
Si el cuello uterino de la perra está cerrado no habrá secreción, y la infección se puede acumular y difundirse al torrente sanguíneo o entrar en la cavidad abdominal. Los síntomas pueden progresar hasta el shock, incluyendo fiebre alta y pulso rápido. El útero se llena de pus y se dilata. Las infecciones de otros órganos es común. La perra enferma necesitará atención veterinaria inmediata.
Causas
La causa origen de la piómetra es el aumento de los niveles de progesterona, ya sea de manera natural en las cuatro a ocho semanas después de un ciclo menstrual, o inducida por las terapias a base de hormonas, tales como los que se utilizan para evitar camadas no deseadas. La hormona estrógeno se usa en algunas de estas terapias abortivas, y si se da en un momento dado después del ciclo menstrual, puede aumentar los efectos de la progesterona aún más (aunque la mayoría de estas terapias han sido retiradas del mercado). Estos altos niveles de progesterona pueden causar quistes, que son focos importantes de bacterias.
Diagnóstico
El diagnóstico comienza con una historia clínica y un examen físico completos. Tu veterinario probablemente hará lo siguiente:
- Historial – Mirará la historia de esterilización de la perra para ver si está intacta.
- Panel Químico – Estos análisis de sangre evaluarán diversas funciones de los órganos internos, incluyendo el corazón, el hígado, los riñones, el páncreas, el metabolismo y el equilibrio electrolítico. El panel químico mide la cantidad y los diferentes tipos de glóbulos rojos y blancos que están presentes en el cuerpo.
- Cultivo de secreciones – Tu veterinario tomará una muestra de la secreción de la abertura vaginal de tu perra. Esta muestra se transfiere a un portaobjetos y se examina bajo un microscopio.
- Radiografías – Estas mostrarán un útero hinchado que desplaza a otros órganos en un caso de cuello uterino cerrado.
- Ultrasonido – La toma de un ultrasonido del útero mostrará una infección o un útero hinchado en un caso de cuello uterino cerrado.
- Análisis de orina – Esto puede ayudar a descartar otras causas del aumento de la ingesta de agua y la urinación, así como a diagnosticar cualquier infección secundaria de la vejiga.
Tratamiento
La infección bacteriana no se puede resolver hasta que se retiran los fluidos infectados del cuerpo de la perra, ya sea mediante la eliminación del útero o el drenaje de la infección. En la mayoría de los casos, lo mejor es eliminar el útero infectado mediante la esterilización de la perra, teniendo especial cuidado de no romper el útero y liberar la infección en la cavidad corporal. Después de extraer el útero, lo más probable es que la perra tenga que recibir un tratamiento de antibióticos durante una a tres semanas para eliminar cualquier infección restante.
En los casos en los que se tiene la intención de que la perra críe en el futuro, el tratamiento con terapia de fluidos por vía intravenosa y antibióticos puede ayudar a aliviar el problema. Si el cuello uterino está cerrado y no se desea la extirpación del útero, se puede suministrar un compuesto similar a una hormona llamado prostaglandina para relajar el cuello uterino, en un intento de drenar la infección. Sin embargo, en perras no esterilizadas que han tenido piómetra antes, existe un alto riesgo de recurrencia.
Prevención
La mejor manera de prevenir la piómetra es esterilizar a todos las perras a una edad temprana o en el final de su etapa de cría.