Revista Cocina
Cocinar es como pintar un cuadro, mezclar, componer, manchar incluso los accesorios, hacer una obra de arte en definitiva, para luego disfrutarlo, aunque no queda perenne como una pintura, porque nos lo comemos.
Pero yo tengo la suerte de que mis obras, al igual que los cuadros, no desaparecen, quedan para la posteridad en una exposición sin horarios, de entrada libre, que no cuesta nada entrar, que quienes la pueden ver no tienen quien les vigile; es una muestra permanente que recibe visitas de todas partes del mundo, que cada día entran y salen continuamente, sin darme cuenta y que para mi gran sorpresa está llegando a ser un número muy elevado de personas que miran mis obras, mis platos, mis recetas en éste museo virtual en que se ha convertido éste blog: MI COCINA.
Y como en un colorido y alegre cuadro he querido plasmar la alegría de mi tierra, los colores y sabores de la mar y del campo malagueño, en éste plato, una clásica pipirrana pero con los colores de sus ingredientes más llamativos, más vistosos y aderezándola con arencas, aprovechando las que preparé en la entrada que publiqué ayer.(PINCHAR EN ESTE ENLACE)
Los pasos que seguí:
Cortar en trozos pequeños cebolla morada, pimiento amarillo y tomates kumato; reservarlos.
En un cuenco pequeño echar un cuatro cucharadas soperas de vinagre de vino blanco, el doble de aceite de oliva virgen extra (a ser posible malagueño, en ésta ocasión he usado del precioso pueblo de Ardales) y un pellizco de sal. Con un colador, remover y emulsionar.
Tostar en una sartén con un chorreoncito de aceite de oliva un puñadito de piñones (con cuidado de que no se quemen), escurrirlos bien.
Colocar en el plato las arencas, berros y brotes de lechuga morada, la pipirrana a un lado, echar los piñones por encima y regar con la vinagreta.
¡¡ Buen provecho !!
Y recuerden lo que suelo pedirles: disfruten de Málaga, de sus paisajes, de su mar, de sus valles, de sus sierras, de su sol y su luz; de su gastronomía.