( Reed Hastings, fundador de Netflix, entrevistado en El Mundo)
Es tan sencillo como esto:
Puedes llamarlo un problema, pero lo cierto es que también ha creado un público acostumbrado a ver contenido en internet. Nosotros ofrecemos una alternativa mucho más sencilla e inmediata que buscar un torrent. En Holanda teníamos una situación parecida. Era un país con un elevado índice de piratería. Y pasaba lo mismo en Canadá. En ambos somos un servicio de éxito. Podemos pensar en esto como en el negocio del agua embotellada. El agua de grifo se puede beber y es gratis, pero aun así hay un público que demanda agua embotellada."Nos hartamos de contarlo, de discutirlo, de escribirlo y de repetirlo: las descargas no eran un problema, y sí una oportunidad. Las descargas aparecieron cuando la tecnología permitió obtener un producto en condiciones ventajosas para los usuarios, y los proveedores habituales de ese producto aún no se habían adaptado a esa nueva situación. Más de quince años después, algunos siguen protestando, llorando y pidiendo cambios legislativos como si las posibilidades de adaptarse fuesen nulas. Verás, si quince años después de una innovación sigues sin saber adaptarte a ella, es una buena señal para entender que deberías dejarlo y dedicarte a otra cosa... pero no por lo malas que son las descargas, sino por lo torpe e incompetente que puedes llegar a ser tú. Deja de pedir ayuda a los políticos para que te protejan del cambio, y pide ayuda a los psicólogos para protegerte de ti mismo.
Las descargas no son un problema. Nunca lo fueron. Han sido simplemente el recurso que utilizaban los malos perdedores. Gracias a las descargas, aprendimos a consumir de otra manera. Aprendimos a ver lo que queríamos, cuando queríamos, en el idioma que queríamos, independientemente de lo que dijesen las ventanas de explotación. Aprendimos que las reglas de las industrias no están escritas en piedra, sino que se tienen que reescribir con cada innovación, con cada cambio.
Nos hartamos de escuchar todas aquellas frases apocalípticas: "la música morirá", "el cine así es inviable", "esto es insostenible", "todas las producciones que queden serán amateur"... la única gran verdad, al margen de estupideces de personajes impresentables con nula capacidad de análisis o cegados por sus intereses, era que había que ofrecer productos que pudiesen competir en propuesta de valor con esas descargas. Y de nuevo, se hartaron de decir aquello de "no se puede competir con el gratis total", y siguieron a lo suyo, pidiendo leyes más duras para poder perseguir a los usuarios. Y los gobiernos de turno, encabezados por ministros o secretarios de Estado torpes, corruptos, vasallos o las tres cosas a la vez, removieron Roma con Santiago para darles las absurdas leyes que querían. Llegaron incluso al punto de retirar a los jueces del proceso, porque no les gustaban lo que los jueces, en sus intentos por aplicar la ley en condiciones, decían al respecto. O de imponer penas más elevadas por descargar una película que por violar a una persona o por robar el dinero de todos los ciudadanos.
Ahora estamos aquí, más de quince años después de Napster, con un conjunto de leyes absurdas que no valen para nada y que solo cabe derogar lo antes posible, y con Netflix llegando a España el próximo octubre porque, en realidad, las descargas siempre le han dado exactamente igual. Toda aquella palabrería sobre que Netflix no venía a España porque "éramos muy piratas" era mentira, un conjunto de falsedades y de estupideces. Netflix sabe perfectamente lo que son las descargas, y sabe cómo competir con ellas ofreciendo un producto mejor, por el que los usuarios estarán dispuestos a pagar ocho euros al mes. Es tan simple como ponerte en el lugar de tus usuarios y tratar de entender por qué razones hacen qué cosas. Mientras otros hacían consideraciones tan tristes como que sus usuarios eran "delincuentes por naturaleza", que eso era prácticamente "inherente a su condición de españoles", que "solo quieren robar" o que "jamás pagarán porque se han acostumbrado al todo gratis", Netflix entiende que los usuarios simplemente buscan consumir lo que quieren, cuando quieren, y en unas condiciones razonables.
Netflix llegará en octubre, con una oferta de contenidos menor que en otros países y sin poder ofrecer algunas de sus series porque los contratos con otros servicios aún no han expirado. Y aún así, triunfará.
No, no era tan difícil.