El calor invita a alimentos frescos, cargaditos de nutrientes beneficiosos y vitaminas a diestro y siniestro. No necesitamos comidas copiosas y el apetito disminuye al no tener que realizar un metabolismo destinado a aportar calorías para vencer al frío.
El pisto manchego (pisto a secas), que no ratatouille, pues ésta lleva berenjenas, es una fritada de verduras de la huerta. El origen de la palabra parece proceder del latín pistere, que significa machacar.
El pisto original llevaba únicamente tomates y pimientos, pero se le añade cebolla y calabacín, que le confieren un sabor más suave.
Me encanta el pisto en cantidades industriales. La receta es la original de Concha, mi madre, que hacía unos perolos inmensos para proveernos de verduras en verano a los seis de la familia. Es uno de los sabores más ligados a mi infancia y a esos largos y calurosos veranos de mi niñez.
Para seis personas:
- 3 cebollas blancas
- 3 calabacines medianos (en total 1 Kg)
- 2 pimientos verdes
- 1 Kg de tomates rojos
- aceite de oliva
- 2 cucharadas de azúcar
- sal
- 1 huevo
Se pone en una olla una base de aceite de oliva y en él se pochan las cebollas y los pimientos picados en dados no muy grandes a fuego no muy alto.
Se van pelando y picando los calabacines en dados y se agregan a la fritada. Conviene que los calabacines no sean muy grandes, pues tienen más pipas y pueden amargar un poco.
En el vaso de la batidora se ponen los tomates en trozos y se baten. Se pasa ese puré por el chino o pasapuré y se agrega a la olla con la fritada. Se sala.
Se mantiene durante 40 minutos a fuego no muy alto, o bien se cierra la olla express y se tiene 20 minutos. Cuando las verduras están tiernas se agregan 2 cucharadas de azúcar para rectificar la acidez del tomate (no se añaden antes para que el azúcar no se pegue al fondo de la cacerola).
Se puede acompañar con huevos fritos aunque a mi me encanta con un huevo que se agrega a la fritada al final y se remueve con una cuchara de palo. Así quedan finos y deliciosos "tropezones" de huevo incorporados.
Sólo queda proveerse de una buena barra de pan y disfrutar del manjar con un moje.